Sube al autobús una abuelita con su nieta de unos tres años. La niña pone su manita en el respaldo del asiento delantero y, sin querer, le tira del pelo al señor que está ahí sentado.
-Lo siento, señor -se excusa la abuela.
-La gente -responde el señor con malas pulgas-, pidiendo perdón, cree que lo arregla todo.
¿Cuál es la moraleja?
Amoavé: Si lo único que puedo hacer, una vez hecho el daño, es pedir perdón y a usted eso no le parece bastante, ¿qué quiere usted que le diga, señor? Váyase a la porra (iba a decir una palabra más fea, pero mi hija no me deja).
6 comentarios:
¿Que cual es la moraleja?, que el maleducado del tipo vaya a la peluquería con más frecuencia para que no se enganche el pelo con la mano inocente de una niña de tres años!.
Jesús, ¿a que a ti no te pasaría algo así?.
Efectivamente, lopera, ésa debe ser una de las pocas ventajas de no tener pelo en la cabeza. Un abrazo, amigo
Pues aprovecho para recomendarte algo brillante y de obligada (?) lectura para aquellos que utilizan la blogosfera. Fue la última charla de una reunión que se celebró el pasado fin de semana en Sevilla.
XD!, lo menos le deberia haber dado 5 eurillos la niña de su hucha, para que el señor fuese a peinarse a la peluqueria, o algo mas y que le den una terapia de acupuntura en el pelo para el dolor tan intenso que le propino la niña.
saludos!
Esto me recuerda lo de cuando te echa una bronca la policía o la pretenmérita:
-¡Oiga, agente, o bronca o multa, pero las dos cosas no!
Debe ser muy difícil poner una multa sin echar antes una bronquilla, pero comprendo que si la bronca se prolonga más de la cuenta, uno espere que le quiten la multa. Un abrazo
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