lunes, 9 de noviembre de 2009

Si, una vez nacidos, no muriéramos

1. acabaríamos tan hastiados de los sentidos, que tendríamos que implantarnos supersensores en el cerebro para sentir algo distinto y algo más, hasta que dejáramos de ser hombres

2. la infancia estaría ya tan lejos de nosotros, que el niño que llevamos dentro moriría para siempre y nos volveríamos crueles y estúpidos

3. no tendríamos miedo a la muerte, sino a la vida

4. no buscaríamos un hombro donde reclinar la cabeza, sino un cuello al que chuparle la sangre

5. tendríamos tan poca prisa por acabar nuestros proyectos que acabaríamos no teniendo proyectos

6. las estrellas no nos llamarían a buscar algo más alto

7. cuanto más conociéramos el universo, más absurdo nos parecería

8. no apreciaríamos la belleza de los instantes, porque pocos instantes serán ya únicos e irrepetibles

9. Homero, Cervantes, Shakespeare y Dante nos acabarían pareciendo malos y aburridos

10. habría menos razones para creer en Dios.

Y sin embargo, qué lástima tener que morirse.

23 comentarios:

Joaquín dijo...

La biología nos conduce, Jesús, ha alcanzar una altura vital en que ya no sentiremos lástima de morirnos. Ese sentimiento lastimero es transitorio. Espero que lleguemos al día en que recibamos la muerte con alborozo.

Rocío Márquez dijo...

Depende de quien se muera porque algún que otro malaje... Como de costumbre, genial desayunar tus entradas mañaneras. Un abrazo.

Juanma dijo...

(confío en que sea cierta esa confianza que tiene Joaquín).

La frase número 2, que nos deslumbró en la radio, merecía sin duda que quedara escrita. La 3 me parece soberbia. Y la conclusión final es extraordinaria.

Fantástica esta entrada, querido Jesús.

Un abrazo.

Paloma Corrales dijo...

... y dejaríamos de nacer (por una cuestión de espacio ;-))

¡¡Buenos días!!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Joaquín, me ha gustado esa reflexión tuya. Quizá tengamos el cuerpo preparado para que, a partir de cierto momento, la vida nos fastidie un poco.

Rocío, y para mí es un placer saber que te amenizo así el desayuno.

Juanma, fue precisamente el entusiasmo con que recibiste la frase lo que me llevó a escribirla aquí. Te la dedico.

Paloma, bienvenida. Ya nos las arregaríamos para caber o para engendrar un poco menos. En cualquier caso, prefiero que nos muramos, para que nazcan otros. La vida es demasiado hermosa como para que la gocemos siempre los mismos.

Lopera in the nest dijo...

Jesús, ¿has leido "Las partículas elementales" de Michel Houellebecq?.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lopera, a Houellebecq llevo tiempo queriéndolo leer, pero, no sé, tengo la impresión de que es un tipo demasiado amargo y cáustico y yo necesito optimismo. Pero, si me lo aconsejas, iré en su busca.

JESUS FIDELIS dijo...

Podíamos llegar a un estadio intermedios, como por ejemplo vivir 200 años sin achaques y en perfecto estado.

JESUS FIDELIS dijo...

Jaja... la -s de intermedio-s no debería de estar ahí.

Anónimo dijo...

Si no mueriesesmos estariamos algo espesos, como una mierda en el campo, moscas verdes, las mas grandes, las mas pequeñas, pero todos en la "MISMISIMA".
Alguien que me quiere, alguien que me conoce, me regaló un cuadro bordado con este escrito:"FORTIS UT MORS DILECTIO". Prefiero pensar, y asi lo pienso, que ambas son iguales de fuertes y a ambas las sentimos, tentamos, tocamos y deseamos, pero hay que elegir, quien no ama no puede morir y quien muere es porque no ha probado ni probará el amor.
Quien crea que aqui se quedará pues así vivirá, quien crea que la muerte es la vencida del amor, pues en el amor solo vivirá.

Gloria dijo...

La vida sin muerte no tendría el equilibrio que plantean todos los opuestos, sin embargo la vida es muy corta, por eso hay que saborearla intensamente.
Un abrazo

eres_mi_cruz dijo...

volveríamos con nuestros ex de vez en cuando...
lo malo se olvida y lo bueno...
no existirían últimas despedidas...
nunca diríamos de este agua no beberé...
y nunca diríamos "nunca digas de este agua no beberé"... lo cual es estupendo...
todos experimentaríamos la bisexualidad...

Anónimo dijo...

No sé si profetizas o sacas conclusiones en claro... para mí, la vejez la enfermedad y la muerte son errores naturales: lo ideal serían la juventud, la salud y la vida eterna. ¿No es acaso en el cielo cristiano donde exitirán estas cosas? Sí, habría un gran problema de reproducción y nacimientos. La vida es así, unos vienen y otros se van. Para postre una frase de Mahatma Gandhi: "Si la vida no fuese el preludio a otra vida el momento presente sería una broma cruel." Saludos Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jesús, eso sería lo ideal, unos doscientos o trescientos añitos de nada, prorrogables y sanos.

Anónimo, vivir sin amor es el infierno.

Eresmicruz, beber de todas las aguas. Suena bien, siempre que las aguas estén limpias y nos conduzcan a otras nuevas... En lo demás, tienes toda la razón. ¡Algunos ya lo hacen aunque saben que van a morir, o tal vez por eso!

Ladrón, no profetizo, sino que tan sólo digo cómo seríamos si no muriéramos. Un abrazo.

lolo dijo...

Si siguiéramos siendo hombres creo que no pasarían algunas de las cosas que dices ( 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10...) Vaya, me parece que no estoy de acuerdo.
Sólo los niños, tan lejanos, morirían, y eso ya casi es la muerte.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, en realidad la dos es la única afirmación de la que estoy seguro. Las otras son elucubraciones muy discutibles.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Jesús, la inmortalidad sería un problema digno de la más alta meditación, pero como somos finitos ese lugar lo ocupa la muerte.

Un abrazo.

José María JURADO dijo...

Estas reflexiones que os hacéis los mortales son muy interesantes, pero yo, que tengo ya cuatro mil año te digo que no es así. En principio se refuerzan la memoria y los sentidos, se incrementa el miedo, pero aumenta el valor y el tiempo no cuenta, por lo que desaparecen los conceptos creer, gustar, apreciar y proyecto.

Sigo recordando mi infancia en el pueblo ibero como si fuera ayer, ya te digo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jo, Rubén, me encanta esa reflexión. La eterna muerte lo ocupa todo y aquí ando yo intentando luchar con ella con una espadita de nada. Un abrazo.

José María, oh tú, el inmortal, concédeme una gota de ese elixir con que has burlado a la Parca. Un abrazo.

José María JURADO dijo...

La Paca, Cotta, entre los inmortales es la Paca.

Pídele a la Paca el elixir.

J. Ignacio dijo...

Querido Jesús, después de leer tus reflexiones a forma de decálogo, yo me pregunto: ¿acaso no coneces a gente que sabiendo que la muerte nos atrapará algún día, a sus quince o veinte años incluso (¡quién los tuviera!), no está ya hastiado de todo, o no son ya crueles o estúpidos, o dicen no tenerle miedo ni a nada ni a nadie, o no chupan la sangre del otro sin parecer saciarse jamás, o no se plantean más allá del momento mismo, o no les interesa más estrellas que sus ídolos televisivos, o para que quieren saber más si ya saben "lo que necesitan", o que creen ser dueños de su propio tiempo, o para que leer pelmazos con lo bien que se los pasan con sus colegitas en la calle contándosen sus cosas demostrándosen lo mucho que saben de la vida, o los que creen, simplemnte, en sí mismo y punto?. Creo que algunos pensamos que por presumirla corta, y querer hacer tanto, apreciamos más la vida, pero te aseguro que hay otros, y lo lastimoso es que bien jóvenes, que parecen vivir la vida como un "castigo", y lo mismo les daría que durase un instante o una eternidad. Espero que para ellos también haya redención. Saluditos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

¡Oh Paca, dígnate servirme el elixir en copa de plata!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido José Ignacio: tienes toda la razón. QUizá es que esos jóvenes, viejos de espíritu, viven como si fuesen inmortales. Han matado al niño que todos tenemos dentro. Espero que nuestros hijos se libren de esa estupidez. Un abrazo.