sábado, 28 de mayo de 2011

El sueño más triste

Yo en sueños he sido abogado y me sabía las leyes al dedillo. He sido guerrero y he matado monstruos. He sido perseguidor y perseguido. He sido también torero. Y compañero de cama de muchas personas que no lo saben o que no existen. Y he montado motos, caballos y dragones. Y, siempre en septiembre, he sido profesor buscando en los pasillos de un instituto un aula, unos alumnos o unos apuntes que nunca encuentro.

Pero de todas las cosas que en sueños he sido ninguna me oprime tanto como aquella vez que yo era tan solo un hombre desnudo que llevaba a hombros el cadáver de mi padre, anciano, recién devorado por la metástasis, tibio aún y pesado como el mundo, por una ciudad oscura, desierta y sucia, en un amanecer que nunca acababa de romper del todo y que me llenaba el corazón de tristeza, de soledad, de desamparo, de orfandad para siempre.

Cada vez que el recuerdo de este sueño me angustia, tengo que volver a mirar la fotografía de mi padre cuando era soldado, joven, fuerte, guapo, de rasgos finos, de rizos negros y recios, el hombre del que mi madre aún sigue enamorada. Desde esa foto me sonríe, sin saber que yo iba a existir gracias a él años después.

Así de guapos y jóvenes nos esperan nuestros padres allí arriba a los que ya somos huérfanos.

7 comentarios:

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Lo comprendo a vd. perfectamente.
50 neutonios.

El alegre "opinador" dijo...

Triste sueño...
Un saludo.

Blimunda dijo...

Yo, a veces, hablo con mi madre y escucho su voz, y casi la huelo y me mira como solo ella me miraba. Cuando despierto siento algo parecido a lo que sentía cuando hacía solo unos momentos que había estado a su lado. Entonces comprendo que he soñado con ella. No sé si viene a mí o sigue en mí, pero ocurre.
Ese amanecer tuyo "que nunca acaba de romper del todo" parece un dolor tremendo que no se acaba de comprender...Y el final un verdadero sueño.
Gracias Jesús.

lolo dijo...

Un beso a tu madre aún enamorada.
Y a ti, gracias por contarlo, Jesús.

una pez payaso dijo...

¡Hola Jesús! he dejado pasar unos días para escribir este comentario, intentando que sea todo lo íntima que puede ser, porque la orfandad es algo que-como todas las cosas de esta vida-hay que vivirlas para saber lo que realmente significa. Me ha tocado el alma tu entrada, bueno, me la tocó porque (como siempre) usaste las palabras de esa forma tuya tan especial para hacernos llegar los sentimientos y las emociones. Ojalá que un día nos encontremos con ellos jóvenes, sonrientes, deseoso de nuestro abrazo y ojalá que un día olvidemos sus débiles cuerpos inertes ante su destino, aceptando su final y que nunca olvidemos sus almas nobles, íntegras, valientes...las que (por lo menos a mí) me dan fuerza cada día para seguir viviendo la vida con ilusión, con ganas con fuerza, como ellos me enseñaron. Un saludo cartameño y gracias por compartir cada día tus hermosas entradas.
un saludo de corales, de espuma de mar y de fuerza de olas

glup!

una pez payaso dijo...

¡Hola Jesús! he dejado pasar unos días para escribir este comentario, intentando que sea todo lo íntima que puede ser, porque la orfandad es algo que-como todas las cosas de esta vida-hay que vivirlas para saber lo que realmente significa. Me ha tocado el alma tu entrada, bueno, me la tocó porque (como siempre) usaste las palabras de esa forma tuya tan especial para hacernos llegar los sentimientos y las emociones. Ojalá que un día nos encontremos con ellos jóvenes, sonrientes, deseoso de nuestro abrazo y ojalá que un día olvidemos sus débiles cuerpos inertes ante su destino, aceptando su final y que nunca olvidemos sus almas nobles, íntegras, valientes...las que (por lo menos a mí) me dan fuerza cada día para seguir viviendo la vida con ilusión, con ganas con fuerza, como ellos me enseñaron. Un saludo cartameño y gracias por compartir cada día tus hermosas entradas.
un saludo de corales, de espuma de mar y de fuerza de olas

glup!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, Alegre, Blimunda, Lolo, Pez, un abrazo a todos.