Esta noche he soñado que dormía en un hotel y me despertaban gritos y llantos que venían de la primera planta. Salí al pasillo; respiré en el aire la angustia, el desamparo, la desesperanza; y no sé si porque me lo dijeron o porque lo intuí, supe que un hombre poseído por una presencia maligna sembraba sangre y condena allí abajo. Derribaba de una patada la puerta de cada habitación y gritaba:: "¡El alma o la vida!" Algunos preferían morir y entonces se oían los trallazos de las balas; pero otros, como no creían en el alma o temían la muerte más que amaban la vida, se la entregaban aunque tuvieran que ser sus vasallos. Y entonces se volvían como él y él les ponía en la mano una metralleta para que lo ayudaran en su misión. Y cada vez eran más y más malvados y horribles y rápidos.
Desde el quinto piso, yo los oía dar patadas a las puertas, disparar, subir a toda prisa las escaleras. Un frío glacial les precedía. Nunca he tenido tanto miedo, tanta urgencia de escapar y, a la vez, tantas dificultades para ello, porque tenía que alarmar a los míos, que eran muchos y en habitaciones contiguas, y no me daba a tiempo a llamar a todas las puertas, sacarlos de las camas, arrastrarlos por los pasillos oscuros y cada vez más estrechos. Con aquella negra milicia de hombres armados pisándonos los talones, siempre con el miedo de verlos salir de un rellano, de una puerta o de un ascensor, logramos llegar a la terraza, donde respiramos una brisa que nos desentumeció los miembros. Y entonces, oh, entonces, allí arriba nos encontramos cara a cara con la esperanza, porque comenzaron a caer del cielo unas escaleras de cuerda y bambú, largas, oscilantes, sostenidas por los brazos robustos de unos ángeles con corazas de plata que nos urgían a subir sin demora (algunos, por cierto, tenían la cara de algunas personas que me estáis leyendo y que no conozco en persona, y el cuerpo que en sueños os he asignado era muy hermoso y rezumaba bondad y fortaleza).
En ese momento los hombres armados llegaron a la terraza. Más que sus armas, lo que más me ha angustiado ha sido la expresión fría de su semblante, el desprecio lagrimeándoles en aquellos ojos que eran agujeros negros tragándose todo todo lo luminoso. Con brazos de hierro, sin un solo temblor, apuntaban con sus metralletas hacia nosotros, que éramos muchos y subíamos por las angélicas escalas hacia arriba, hacia no sabíamos dónde, cada vez más cerca de las nubes, y los ángeles detenían con las palmas de sus manos las balas para que no nos atravesasen. O quizá es que ya habíamos muerto y aquellas escaleras nos conducían al cielo. En cualquier caso, ¡qué alegría más grande no haberles entregado el alma!
Cuando ya había subido varios peldaños, me he despertado con una gran paz y muchas ganas de comerme el mundo y de taponar las metralletas y las bocas sucias con pétalos de flores. Y os lo quería contar: la vida es mucho más agradable sabiendo que, a pesar de que nos amenacen con metralletas, siempre penden del cielo escalas para salvarnos, aunque eso suponga morir.
13 comentarios:
Que horror de sueño, Cotta, aunque apareciera la escalera de bambú oscilante, que me parece una imagen sensacional. Por causas ajenas a tu entrada se me ocurre pensar si has vuelto a fumar o si cenaste mucho anoche. Si la respuesta es no a todo creo que estas de un hippie subido, en lo inconsciente, claro esta.
Preciosa la metáfora final.
Lolo, no he vuelto a fumar. Doy asco de sano que estoy. Y me gusta lo de hippie. No sé por qué lo dices, pero me gusta.
LFU, ojalá se cumpla.
¿De verdad, querido Maestro, que no ha cambiado usted de hábitos ultimamente? ¿no tendras úlcera? Mira que hay medicamentos mu raros.
Cuidate y procura soñar con angelitas.
Un saludo vespertino, sin domir siesta que miedo me dá.
Naranjito, si usted me desea que sueñe con ángelas, soñaré seguro con ellas esta noche. Ya le contaré.
Si muriendo nos salvamos ¿qué importa que nos maten los de las metralletas?. Da igual, muramos cada día un poco haciendo felices a todos, los que disparan y los que son disparados.
No se, digo yo...
Saludos.
Pedro
Pensaré en el final de tu pesadilla cuando no sienta esperanza. Y estaré atenta a todas esas escalas que no vemos, y que se nos dan con tanta frecuencia. Yo, por ejemplo, tengo un rosario que me regaló un amigo;-)
Me alegro muchísimo de que sigas sin fumar.
Un beso.
Granito, muy hermosa y generosa tu propuesta. A ver si lo conseguimos.
Olga, me gusta esta interpretación. No se me había ocurrido que las escalas se nos ofrecen más veces de lo que pensamos. Un beso.
Es un hermoso sueño, Jesús, todo él, incluso la parte más angustiante. Me parece hermoso todo lo que se parezca a la vida, en toda su complejidad y contrastes. Y la vida es esa mezcla de plaga de seres oscuros contagiosos, tragadores de luz, seres salvíficos dadivosos en caminos de salida, red de caminos que se alargan, se enmarañan, se estrechan. Creo que cada uno de nosotros albergamos parte de todos ellos, de los seres de ojos oscuros y de los ángeles de plateadas corazas. Siempre se puede escoger, siempre hay un camino, incluso para aquél que decidió entregar su alma, tornando negros sus ojos. También éste puede cambiar, volviendo la luz a sus ojos y deslizándosele el arma entre las manos, cayendo al suelo convertida en pétalos de jazmín
José Miguel, ¡eso que has dicho debería haber sido el final de mi sueño! Es más, seguro que así fue, pero yo no lo recuerdo. Sí, las metralletas se convirtieron en pétalos de jazmín y de aquellos ojos cayeron unas escamas y volvió a ellos la luz. Gracias, gracias.
¡Qué suerte! ¡Todavía tienes pesadillas! Y con un clásico: el enemigo que se reproduce y te convierte en uno de ellos abandonando y asustando así a los que quieres. Pero el final ... El final merecía la pena de pesadilla.
Y me hago dos preguntas un tanto complejas que necesitarían más de una entrada para ser contestadas.
La primera es, ¿nos gusta Tolkien porque también soñaba estas cosas, soñamos estas cosas porque nos gusta Tolkien o es que a Tolkien y a nosotros nos ha dejado esto en el subconsciente el catolicismo?
Y la segunda, ¿pueden los sueños ser una preparación para la vida y que Dios y el Diablo luchen por nosotros en ellos?
maravillosa historia.... a mi tb me dan miedo los 'malos', violentos y profanadores de almas. hay que ganar la batalla con muchos kilos de pureza, verdad y bondad.
un abrazo
Reyvindiko, respecto a la primera pregunta, creo que la respuesta es la tercera respuesta que te das a ti mismo. Como a Tolkien y a nosotros el catolicismo nos ha dejado eso en el subconsciente, nos gusta Tolkien que sabe sacarle a eso un partidazo literario. La segunda pregunta es muy bella. Me encantaría poder responder de modo digno. No sé bien la respuesta, pero a los Reyes Magos y a san José y a la mujer de Pilatos, Dios les decía cosas en sueños.
Belén, gracias a ciertas personas que tienen kilos de pureza, como tan bellamente dices, este mundo se salva. Un beso.
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