El mes de mayo pasado, de paseo por el campo con los niños, a mí se me ocurrió hacer un descanso junto a la fuente, para refrescarnos un poco y jugar. Pero entonces noté un bicho en el brazo y era una garrapata. Y en ese momento casi todos los niños se descubrieron tres o cuatro. Y ante ese ataque imprevisto de garrapatas, se produjo una locura general y los padres que allí estábamos no teníamos brazos suficientes para cargar con niños propios y ajenos y llevárnoslos de allí. Con tanta lluvia, la hierba estaba ese año más alta que yo y, además, espesa y apretada, porque apenas habíamos transitado el camino de la fuente. Llegar a casa, cargados de niños por entre la altísima y recia maleza verde, fue una auténtica odisea. Llegamos sucios, llenos de briznas y de polen y de garrapatas. Hasta que se las quitamos todas, una a una, inmundas y feas, los niños no respiraron tranquilos. Ni nosotros.
Desde luego, ¡qué ventaja tan grande tener manos para poder quitarnos esos bichos!
Aún sigo preguntándome quién tenía más razón: si Aristóteles cuando dijo “Tenemos manos porque somos inteligentes” o Anaxágoras cuando dijo “Somos inteligentes porque tenemos manos”.
Pero a lo que voy: solo cuando los niños estuvieron a salvo y limpios de esos bichos inmundos, comenzaron los padres a inspeccionarse ellos mismos.
Así que felicidades a todos los padres, porque son capaces de pasarse ocho horas al día vendiendo pañuelos y rosarios en los semáforos para comprarle pañales al niño y porque les duele más el dolor de sus hijos que el suyo propio y porque llevan niños colgados como monitos de sus pantalones y porque todas las buenas personas que me hacen feliz la vida tuvieron buenos padres.
7 comentarios:
jesús... lo que más me gusta de lo que escribes es como encuentras la belleza en los movimientos más simples...
feliz día del padre...
Me haces pensar que es verdad: los que me hacen feliz los tienen o los tuvieron. Me haces pensar pensar en que el dolor de los hijos no es comparable con ningún dolor.
Pero como has hablado de Anaxágoras y Aritóteles me voy a buscar quién tuvo más hijos de los dos.
Eresmicruz, feliz día del padre. Tú habrías hecho como yo: correr con tu hija en brazos por entre la hierba y matar con instinto cazador a los parásitos. Chócala, colega.
Lolo, de Aristóteles sé que tuvo hijos y que fue un buen padre. No sé si de Anaxágoras se sabe algo. Un beso.
Don Epifanio:
Cuando alguno "hijo" se pone "choto" conviene hacerle varias preguntas: ¿quién te ha limpiado el culo? ¿quién te ha limpiado los mocos? ¿quién ha limpiado tus vómitos? ¿quién ha pasado horas en vela acunándote, peazo cabronazo?
25 neutonios.
Dyhego, ¡qué buen argumento! Me lo guardo en la manga por si acaso. Un neutónico abrazo, amigo mío.
Leyendo tu entrada y los comentarios, no me resisto a escribir el pensamiento que me vino a la cabeza al escuchar a una progresista locutora echarle un anatema feminista a Gallardón, por lo que dijo de que una mujer se realiza del todo al ser madre. Yo diría que se quedó corto, que también hay que hacer extensiva la afirmación al hombre. Yo, que soy solterón, siempre me he considerado un poco adolescente todavía, como si no hubiera madurado del todo, y con lo que cuentas se ve muy bien: la realización más completa de una persona la alcanza cuando asume la responsabilidad de dar vida y preocuparse por ella antes de por sí mismo.
Y con esto no quiero decir que no se pueda ser persona válida, y grande, sin tener hijos, como tampoco creo que Gallardón con su frase quisera decir que las mujeres sólo valen para tener y cuidar sus hijos.
JuanMa, has dado en la diana. Se puede ser completo de muchas maneras. Una de las más hermosas y fructíferas es ser padre. Recibe mi abrazo.
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