Mi amiga Almudena dice que lo invernal es mucho más elegante que lo veraniego. Ni punto de comparación. ¿Cómo va a ser lo mismo un tipo en bermudas enseñando patorras y michelines y sudando la gota gorda mientras se mete por el gañote una cerveza que Miguel Strogoff con un gorro de piel de zorro conduciendo por la estepa rusa un carro tirado por perros siberianos para salvar a Anna Karenina que, envuelta en pieles y toda rubia, soporta con la elegancia de una valquiria los copos de nieve?
Donde esté el samovar, que se quite la heladera. Donde estén las mangas largas, que se quiten las axilas. Y donde el lago helado para patinar, la piscina.
Pues bien, ahora se acerca esa época poco elegante en que los hombres van al supermercado en chanclas apuntando con su peludo dedo gordo hacia el frente; esa época en que las guiris llevan como única prenda la parte superior del bikini y un pareo. ¿Y qué voy a hacer yo?
a) No enseñar las patorras nada más que cuando sea estrictamente necesario por razones acuáticas. ¿Salir yo a la calle en pantalón corto? ¡Antes muerto que apantorrillado!
b) Escribir poesía y cuentos y retomar la guitarra, que está del salón en el ángulo oscuro.
c) Muy temprano, en el patio, hacer dominadas, flexiones, sentadillas, aperturas, en fin, utilizar la ley de la gravedad, que, como me dice un amigo aikidoka, está para algo.
d) Leer, ¡por fin!, lo que me apetezca y no lo que tenía que leer.
e) Y, sobre todo, repartir alegría a la gente que me rodea. No va a ser todo para mí.
A propósito, para ese cacharrito que la gente llama lápiz informático o disco extraíble o pen (plural ¿pens? ¿penes?), mi amigo Felipe propone la palabra MEMORIO. Me parece todo un hallazgo y aquí os la transmito para que la utilicéis y se extienda su uso.
lunes, 25 de junio de 2012
jueves, 21 de junio de 2012
Para guardia civil
Te he tenido
que suspender porque has faltado mucho a clase. Pero haces bien. Prepararte
para la Academia Militar es mucho más importante que todo mi Jenofonte.
Te aseguro que
serás un buen guardia civil, porque eres todo corazón y músculo, alto, viril y
guapetón, noble y sin doblez y miras a los ojos cuando hablas. Que Dios te
bendiga.
lunes, 18 de junio de 2012
La canción más bonita del mundo
De niños, mi
hermano Alfonso y yo decíamos que esta era la canción más bonita del mundo, aunque
por entonces nos imaginábamos a la cantante rubia como los guiris que veíamos
en la playa. En todos los concursos caseros de canciones, esta siguió ganando
durante algunos años hasta que la pubertad nos cambió la voz y nos puso bozo.
Cada vez que la
oigo regreso a esos días felices, cuando la máxima vital no era hacer lo que
menos nos disgustaba, sino averiguar qué nos gustaba más de todas las cosas que
tanto nos gustaban.
miércoles, 13 de junio de 2012
Sueño y crisis
He soñado que la Tierra había entrado en una época de oscuridad y barbarie. Yo me dirigía a pie con muchos miembros de mi familia por unos campos desolados. Pasábamos por encima de tumbas de cristal donde yacían los grandes reyes del pasado. Recuerdo, en concreto, que, cuando pasé por encima de la de los Reyes Católicos, sentí el impulso de cubrirla bajo tierra para que los invasores no la profanaran. Pero todos, con miedo y prisa, tiraron de mí hacia adelante, fuese eso lo que fuese.
Pero lo que más me atormentaba era que yo no sabía cómo podría salir adelante en la nueva situación. Todas las instituciones y seguridades habían caído y yo sólo sabía un poco de griego, de latín y de filosofía. ¿A quién le podía interesar eso en una época donde lo importante era que no nos robaran las patatas del huerto del que comíamos treinta personas?
Lo más opresivo del sueño era mi angustia para sacar adelante a los míos donde nada de lo que yo era, pensaba, creía y sabía valía un pimiento.
Así que, esta mañana, cuando mis compañeros de trabajo se han quejado, como es natural, de la crisis y de lo mal que está todo, yo no dejaba de sonreír, porque mis alumnos me esperaban para que les explicara el ablativo absoluto y los verbos deponentes.
Pero lo que más me atormentaba era que yo no sabía cómo podría salir adelante en la nueva situación. Todas las instituciones y seguridades habían caído y yo sólo sabía un poco de griego, de latín y de filosofía. ¿A quién le podía interesar eso en una época donde lo importante era que no nos robaran las patatas del huerto del que comíamos treinta personas?
Lo más opresivo del sueño era mi angustia para sacar adelante a los míos donde nada de lo que yo era, pensaba, creía y sabía valía un pimiento.
Así que, esta mañana, cuando mis compañeros de trabajo se han quejado, como es natural, de la crisis y de lo mal que está todo, yo no dejaba de sonreír, porque mis alumnos me esperaban para que les explicara el ablativo absoluto y los verbos deponentes.
domingo, 10 de junio de 2012
Ateos militantes
Estoy sorprendido por la cantidad de militancia atea y
cristianófoba de España. Están esos ateos más pendientes del papa que los
católicos. Internet está lleno de foros y cuadernos de bitácora de militancia
atea.
Pero el
proselitismo ateo está abocado al fracaso, porque su objetivo es que el hombre
deje sin satisfacer un apetito: el apetito de eternidad, de sentido, de bien
para siempre, de protección más allá de sus fuerzas, de asombro y gratitud ante
lo dado... Aunque leyéramos mil libros convenciéndonos de lo malo malísimo que
es el sexo para la salud, no dejaríamos por ello de acoplarnos en la oscuridad.
Del mismo modo, aunque mil libros y teorías y profesores y películas y partidos
políticos y canales de televisión y periódicos, como en la antigua URSS y en
menor medida en la España actual, arremetan contra la religión o la ridiculicen, el apetito de
eternidad seguirá exigiendo satisfacción. Y, a cambio de no satisfacerlo, ¿qué
nos ofrecen? ¿Placeres? ¡Si esos ya los tenemos también creyendo en Dios! ¡No se
enteran de nada estos militantes!
Pero
algunos militantes ateos son más listos. Y en vez de salir a la calle con cara
de demonios a apalear peregrinos, se dedican a recortar la libertad de
expresión religiosa por aquí y por allí, para que al menos así lo religioso, a
lo que tienen alergia, sea menos visible. Son esos que exigen retirar
crucifijos o imágenes religiosas de colegios, hospitales y edificios públicos,
incluso eliminar las capillas de los hospitales y prohibir las procesiones de
Semana Santa. Son medidas contra la libertad y, por tanto, condenadas tarde o
temprano al fracaso, porque, aunque quiten la capilla del hospital, los
enfermos pondrán imágenes de la patrona de su pueblo en el testero de su cama.
Y si quitan el crucifijo de mi instituto, yo pongo una imagen de la Virgen en
mi taquilla.
Para que la religión desapareciera del mapa, tendrían que matar a los creyentes, cosa que ya se ha intentado varias veces en el siglo XX, y, para matar a los creyentes, tendrían que matar a los hombres. Y antes de que eso ocurra, volverá a triunfar la libertad.
Y, para dejaros con buen sabor de boca, un militante sugiriendo a una peregrina de la JMJ que deje de rezar o que se vaya a su país o que Dios ha muerto o algo así. ¿A que es encantador?
lunes, 4 de junio de 2012
Corruptio optimi, pessima
Después de ordenar la muerte del poeta Lucano por la envidia que le tenía, Nerón se fue a Grecia y allí ganó todos los certámenes poéticos. A cambio otorgó a los griegos la ciudadanía romana, que para eso los griegos lo habían laureado tanto.
Allí se prendó de Esporo por su tremendo parecido con Popea, que había muerto de un aborto tras sufrir una patada suya. Lo hizo castrar, lo vistió de novia y se desposó con él.
Pobre Esporo, privado de lo que en realidad era por algo a lo que sólo se parecía, tan pronto ufano de su éxito como avergonzado ante los dioses y asustado de aquellas volubles garras.
Luego el emperador hizo de pasivo con otro amante suyo, Dióforo, que debía de ser un gañán, a juzgar por los gemidos feminoides en la alcoba imperial. No cuento otras perversiones del emperador, para que no lleguen los pornetas a esta entrada buscando lo que aquí no hay. Pero todas mezclan sangre y sexo.
Intuyo que al emperador no se le levantaba y, por eso, necesitaba cada vez más estímulos para el alzamiento. Las naturalezas sanas se encienden con poco y con lo sencillo. Las hastiadas, no.
Dos pasiones tenía Nerón, el amor y la poesía. La primera se encendía con sangre y la segunda con el fuego de Roma. Las dos las ensució hasta el horror y la náusea. Podían haber sido su salvación, y fueron su perdición. ¿Cómo dos cosas tan hermosas pueden llevar a un hombre a hacer cosas tan feas?
Sin duda, eso debe ser el pecado: poner lo que me eleva al servicio de lo que me rebaja, convertir la estrella que me guía en la que me pierde, entregar mis propias perlas a mis propios cerdos.
Salvemos a Esporo de la castración. Refugiemos a Lucano en nuestra villa para que escriba poesía. Matemos a Nerón, porque, si no, querrá matar poetas, castrar muchachos, patear mujeres grávidas, convertir a la Bella en Bestia y a Eros en Thánatos.
Pobre Esporo, privado de lo que en realidad era por algo a lo que sólo se parecía, tan pronto ufano de su éxito como avergonzado ante los dioses y asustado de aquellas volubles garras.
Luego el emperador hizo de pasivo con otro amante suyo, Dióforo, que debía de ser un gañán, a juzgar por los gemidos feminoides en la alcoba imperial. No cuento otras perversiones del emperador, para que no lleguen los pornetas a esta entrada buscando lo que aquí no hay. Pero todas mezclan sangre y sexo.
Intuyo que al emperador no se le levantaba y, por eso, necesitaba cada vez más estímulos para el alzamiento. Las naturalezas sanas se encienden con poco y con lo sencillo. Las hastiadas, no.
Dos pasiones tenía Nerón, el amor y la poesía. La primera se encendía con sangre y la segunda con el fuego de Roma. Las dos las ensució hasta el horror y la náusea. Podían haber sido su salvación, y fueron su perdición. ¿Cómo dos cosas tan hermosas pueden llevar a un hombre a hacer cosas tan feas?
Sin duda, eso debe ser el pecado: poner lo que me eleva al servicio de lo que me rebaja, convertir la estrella que me guía en la que me pierde, entregar mis propias perlas a mis propios cerdos.
Salvemos a Esporo de la castración. Refugiemos a Lucano en nuestra villa para que escriba poesía. Matemos a Nerón, porque, si no, querrá matar poetas, castrar muchachos, patear mujeres grávidas, convertir a la Bella en Bestia y a Eros en Thánatos.
viernes, 1 de junio de 2012
Descartes y el gorrión
Explicaba yo a
Descartes cuando entró en el aula un gorrión. Lo que para Descartes era solo
una res extensa, un mecanismo, nos cautivó a todos porque era mucho más
interesante que Descartes.
El gorrión se
golpeaba contra los cristales intentando huir de nuestras manos, que querían
salvarlo, no matarlo. Pero no atinaba. Se afanaba por volar lo más pegado que
podía al techo para escapar de nosotros y siempre acababa golpeándose contra el
cristal.
Al final, el
alumno más alto se subió en una mesa y logró atraparlo de un ala y lo echó a
volar, débil, ensangrentado pero aún fuerte.
Y una alumna
dijo:
-Profe, ¡el
gorrión me ha inspirado una idea filosófica! Quizá ese pájaro viva en una
caverna platónica que le impide ver que nosotros queríamos salvarlo, no
matarlo. Quizá nos pase a nosotros lo mismo: cuando estemos solos o
desesperados y no veamos escapatoria o nos sintamos atacados, quizá la salvación provenga de quien más desconfiamos o de la persona que más odiamos o tememos o...
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