Nada de lo que hace un hombre es anónimo, porque no hay hombre que no tenga una identidad individual con nombre y apellidos. Pero puedo entender que algunas obras u acciones permanezcan, por voluntad de su autor, como anónimas: un regalo, una aportación económica, una obra literaria...
Ahora bien, lo que no puede ser anónimo de ninguna manera es el semen, porque el semen es uno mismo millones de veces replicado. Hay, pues, millones de razones para que el semen no sea anónimo.
Tampoco el óvulo debe ser anónimo, porque, como el semen, es responsable de las características genéticas del niño y este tiene derecho a saber a quién se las debe.
A mí me parece inconcebible vivir sin poder saber cómo es el rostro, el cuerpo, el abrazo, el olor corporal, el calor corporal de las personas que me han hecho posible y me revolvería contra las leyes que me impidiesen averiguar la identidad de mis padres genéticos.
2 comentarios:
Don Epifanio:
Estoy de acuerdo, aunque creo que, a partir de los 18 años, existe el derecho a conocer la identidad "genética" de la persona.
25 neutonios genéticos.
Don Dyhego, ojalá sea como usted dice. Pero también hay empresas que garantizan al comprador el anonimato del donante. Me informaré al respecto. 25 neutonios con nombre.
Publicar un comentario