Cuento a menudo en clase que, una vez, en un autobús de línea el único que se levantó para ceder el asiento a un anciano no fueron varias chicas guapas que iban charlando animadamente de ropa ni varios estudiantes con sus auriculares, sino un tipo con una pinta de macarra que echaba para atrás. Si de noche lo veo por la calle, me cambio de acera.
El caso es que a mis alumnos les encanta esa anécdota y la semana pasada una alumna me hizo comprender por qué.
Me dijo:
-De mí recelan muchas personas mayores porque visto de negro y tengo piercing y luego se sorprenden cuando ven que soy amable con ellos.
Abundan esos alumnos que no identifican su manera de vestir o su alegría de vivir con las malas maneras y el desprecio por los usos sociales. Los estereotipos y el prejuicio de siempre según el cual la juventud está cada vez peor impiden ver que esos jóvenes son muchos más de lo que pensamos.
2 comentarios:
Don Epifanio:
es una más de las asignaturas pendientes, no juzgar por las apariencias.
Hay muchos jóvenes que, por vestir de forma "tradicional" creen que uno es carca, retrógrado, fósil y reaccionario.
25 neutonios reales.
Sí, también pasa eso. NO solo se juzga mal al que viste de manera atrevida sino al convencional. Reciba mis neutonios
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