miércoles, 21 de febrero de 2024

Un poema de Lutgardo García Díaz

Hay poemas inspirados por las cosas y las experiencias, y otros inspirados directamente por el Cielo, como este SALMO, donde el poeta es profeta. Bebe directamente de la vida y de las Bienaventuranzas. Todo lo que dice se puede esculpir. Será un poema para siempre, uno de los que sin duda le sobrevivirá. 

SALMO 
Bendito el que es capaz de lavar su camisa, 
tenderla al sol, reír, cerrar los ojos, 
mientras la luz se lleva moléculas al aire 
y no hay más que fulgor sobre los tendederos. 
Bendito el que te quiere porque no eres perfecto. 
Bendito aquel que tiembla con la palabra gracias 
y el que sabe calmar los terrores de un niño. 
El que no se alimenta con despojos 
y aquel que no se sienta entre chacales. 
Bendito el que se humilla con las humillaciones, 
el que besa la herida y bendice el dolor. 
El que sabe que amar cuando todo envejece 
es proteger el oro del naufragio del tiempo. 
Bendito porque sabe que haber nacido hombre 
es andar por la tierra buscando el infinito. 
Y no podrán quitarle la perla de las manos. 

(SENDEROS DE GLORIA, Lutgardo García Díaz, editorial NÚMENOR)

 

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