miércoles, 19 de marzo de 2025

A Miguel Cotta, mi padre

EVOCACIÓN E INVOCACIÓN 
Yo soy aún 
el niño que escalaba por tus piernas 
interminables, 
el que llevaste a hombros por los ríos, 
el que ya no tenía fiebre 
cuando tu recia mano lo tocaba. 
Todos mis versos los ha escrito 
el trepador feliz desde la altura 
de tu mano, de tus hombros y tus piernas. 

Ni el Faro ni la Torre ni la Cumbre 
me elevaron jamás como tus palmas 
para que viera el nido de zorzales 
en pleno corazón del limonero 
o arrancase el limón más grande y alto 
o la pluma del ángel que sestea. 

Toma las lunas de este limonero 
a cuya sombra escribo y te recuerdo. 
Lucieron en tu ojal cuando eras novio 
y conquistaste el corazón de la muchacha 
que me llevó en su vientre. 

Cuídala desde las estrellas, padre.

(de Jesús Cotta, MENOS LA LUNA Y YO)

 

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
seguro que está feliz de leer este poema tan potente.
25 neutonios amistosos.

Benjamín dijo...

Ese Miguel, ese Cristobalón, que arañaba el cielo a miradas de dulzura y quería encaramar a Jesús niño. Ahora espera en el cielo, con una sonrisa de limón y sueño.