martes, 27 de septiembre de 2016

El mejor negocio de Sevilla

Entre los negocios que hay en Sevilla concedo la máxima importancia al que tiene montado Ileso en la esquina del puente de los bomberos, justo donde comienza el barrio de San Bernardo.

Vende pañuelos y rosarios y me llama “jefe” con acento nigeriano y tiene rosarios de todos los colores y los dispensa con todas las sonrisas.

Entre alumnos, amigos, lectores y compañeros de trabajo le doy la máxima publicidad, porque sé que muchos problemas se arreglan no solo con sus rosarios, sino estrechándole la mano y mirándolo a los ojos.

De día va siempre con una sombrilla porque “no me quiero poner más moreno”. Y lo dice con una sonrisa que no puede ser más blanca y más franca.

Durante unas semanas de agosto no ha trabajado porque no pasaban coches por la carretera. Sus vacaciones han consistido en “comer, dormir, duchar”, pero, a diferencia de casi todos sus clientes, en Sevilla. 

Lo mejor de Ileso es que, truene o llueva o haga un sol de justicia, siempre está contento.

Dios bendiga a Ileso y su negocio, para que siga iluminando el puente de los bomberos y mi barrio.

sábado, 24 de septiembre de 2016

El poema de la semana

Inauguro el curso, amigos, con este poema breve que parece hablar de la inspiración, de la incógnita que es la existencia, de lo intransferible que es una vivencia personal. Y lo hace con sencillez, contundencia y misterio, como a mí me gusta.

SONATA
La escucho y cae la lluvia,
y pienso en aquel perro solitario
que iba detrás del ataúd de Mozart.
Lo sigo en los compases de este piano
y en los caminos que dibuja el agua
al irse deslizando en los cristales.
Voy, misteriosamente feliz, siguiendo a un perro
hecho a la vez de música y de lluvia.

Joan Margarit y Consarnau

lunes, 12 de septiembre de 2016

P.A.P

Playa, amor y poesía.

Ese ha sido el resumen del verano.

Ha habido achaques familiares. Y las playas de Frejulfe, Otur y Barayo me han regalado un tinnitus que es exactamente un vaivén de olas marinas a cámara rápida. Una amiga mía experta en acúfenos me ha dicho que soy afortunado, porque es un tinnitus bonito y no demasiado exasperante. Además, solo lo oigo cuando está todo en silencio y todos duermen, menos el mar en mi oreja.

Un tinniitus es poco precio para lo mucho que me han dado esas playas.

Aquí os dejo una foto que me hicieron cuando conseguí embutirme en un traje de surf. Aguanté en el agua con él media hora. Luego me lo tuve que quitar porque me angustiaban tales apreturas y, entonces, resultó la clase de surf mucho más fácil. Me costó ponerme de pie sobre la tabla, pero cuando lo conseguí, ¡qué cerca estuve de los dioses!

¿A quién habrá que dar las gracias por las playas, el amor y la poesía de todos los veranos? Tiene que ser alguien, no algo, el que los haya inventado tan bonitos y completos.


miércoles, 13 de julio de 2016

Homenaje a Víctor Barrio

Me ha conmovido tanto su muerte y admiro tanto su valor, que rompo mi voto de silencio estival para lanzar al cielo este romance en su honor.

A Víctor Barrio

El cielo puso la arena.
Tú has puesto la valentía.
Ella es la mejor manera
de morir en esta vida.

 Allí arriba, en pleno cielo,
hoy te dan la alternativa
Gallito, Paquirri, el Yiyo
e Ignacio Sánchez Mejías.

La Virgen de los toreros
luce una blanca mantilla,
te bendice con un beso
y quiere ser tu madrina.

Es seráfico tu estoque;
en tu traje van prendidas
las lágrimas de tu esposa
para volverte a la vida.

 Allí matas a la muerte
con toda tu valentía,
una lluvia de claveles
y una angélica cuadrilla.

Víctor Barrio, que el amor
que te ha llevado hasta arriba
siga lloviendo en los tuyos
y a nosotros nos bendiga.

Ex corde, Jesús Cotta

sábado, 25 de junio de 2016

Me despido hasta septiembre

Mis queridos amigos, en esta foto feliz realizada desde las alturas por mi colega, y también cantor y fotógrafo y amigo de la belleza y mío, José Manuel Aceces Ruiz, me llegó el turno de hablar unos cinco minutos a profesores, padres y alumnos de cuarto de ESO que celebran su fin de etapa. Iban ellos de chaqueta y corbata o pajarita y ellas de largo o con minifalda. Daba gusto verlos. Yo me había preparado un discurso en un papel que, en una reunión previa, perdí. Y lo tuve que rehacer en un papel sucio cinco minutos antes.

Después de dar gracias a los alumnos por ser educados (lo mejor que se puede hacer con el cuerpo) y sonrientes (lo mejor que se puede hacer con la cara), hablé de la diferencia entre dos cosas muy feas: la prohibición y la coacción. La segunda es mucho peor, porque, si me prohíben una cosa, puedo hacer otra, pero no tengo escapatoria si me obligan a hacer una cosa, en este caso, estudiar hasta los dieciséis abriles seis horas al día entre cuatro paredes y con compañeros, profesores y materias que uno no ha elegido. "Si habéis conseguido aprender en esas terribles condiciones sin tirarme por la ventana a mí, que soy a vuestros ojos el representante directo de ese Estado que os coacciona, es por mérito vuestro, de vuestros profesores y de vuestros padres, pero desde luego no del actual modelo educativo. Y por eso os felicito, mis queridos alumnos".

Y algunas más cosas dije y acabé con un "¡Que Dios reparta suerte!".

Así me despido también de vosotros hasta septiembre. Y permitidme un consejo. Te lo digo a ti en privado: si nadie te coacciona ni te prohíbe cosas, aprovecha este verano para hacer algo voluntario y bello que estés deseando hacer y que no requiera un gran sacrificio por tu parte o por parte de los que te quieren; eso es lo mejor que puedes hacer con tu libertad. No hace falta estar en el sitio ideal, sino allí donde estés. Si no tienes nada bello y voluntario que hacer, piénsate algo.

Yo, por ejemplo, este verano me voy a dedicar a los ángeles, a conocerlos, a leer sobre ellos, a escribir sus historias. Eso sí, siempre con un café frappé helado o una coronita con una rodaja de limón.

Os deseo mucha suerte a vosotros y a vuestros ángeles.