Desde que me hice un programa de deporte para desprogramarme de la nicotina, vivo entre dos programas, el de la salud y el del tabaco, que yo creía incompatibles, pero que se han hecho amigos. Para deshacer esa amistad, tendría que convertirme en un forofo del deporte, las calorías, los abdominales marcados y el maratón, algo que, en una persona obsesiva y adictiva como yo, es la mar de fácil, pero también la mar de feo.
Así que seguiré siendo esta contradicción andante que siempre he sido, supongo que como todos. Y, después de mis flexiones, mis carreritas y mis mancuernitas, me liaré un pitillo y me lo fumaré a vuestra salud.
Dos placeres: tabaco y deporte. Quienes consideran el deporte un tormento, han hecho poco deporte. Y quienes consideran el tabaco un vicio sin placer, han fumado poco o no han sabido fumar. Es un placer indecible la davídica sensación de fuerza en los brazos arrojando la piedra contra la cabeza de Goliat. Y es un placer indecible fumarte un cigarrillo después de hacer cosas como ésa.
Sin embargo, sé que esa amistad está destinada a deshacerse. No es más que una tregua y esa tregua es posible porque aún me sobran salud y energía y por eso las puedo desperdiciar con el tabaco. Pero llegará un día en que me sentiré obligado a elegir a uno de los dos. Y me temo que está llegando ese momento, porque, cuando hago ciertos ejercicios, no me falta la potencia, sino la respiración. Es un aviso claro.
Mientras tanto, ¡qué gusto vivir en esta incoherencia! ¡Cuánta paz! Os invito a la contradicción, a hacer lo que os salga de la punta, a quemar los libros de autoayuda, a vivir que son dos días en una mala posada que será mejor si os lo montáis bien en ella. Así viviréis en esta vida como viviréis en la otra: haciendo lo que os dé la gana. Eso sí, amor a espuertas. Si no, ¿para qué vivir?
Así que seguiré siendo esta contradicción andante que siempre he sido, supongo que como todos. Y, después de mis flexiones, mis carreritas y mis mancuernitas, me liaré un pitillo y me lo fumaré a vuestra salud.
Dos placeres: tabaco y deporte. Quienes consideran el deporte un tormento, han hecho poco deporte. Y quienes consideran el tabaco un vicio sin placer, han fumado poco o no han sabido fumar. Es un placer indecible la davídica sensación de fuerza en los brazos arrojando la piedra contra la cabeza de Goliat. Y es un placer indecible fumarte un cigarrillo después de hacer cosas como ésa.
Sin embargo, sé que esa amistad está destinada a deshacerse. No es más que una tregua y esa tregua es posible porque aún me sobran salud y energía y por eso las puedo desperdiciar con el tabaco. Pero llegará un día en que me sentiré obligado a elegir a uno de los dos. Y me temo que está llegando ese momento, porque, cuando hago ciertos ejercicios, no me falta la potencia, sino la respiración. Es un aviso claro.
Mientras tanto, ¡qué gusto vivir en esta incoherencia! ¡Cuánta paz! Os invito a la contradicción, a hacer lo que os salga de la punta, a quemar los libros de autoayuda, a vivir que son dos días en una mala posada que será mejor si os lo montáis bien en ella. Así viviréis en esta vida como viviréis en la otra: haciendo lo que os dé la gana. Eso sí, amor a espuertas. Si no, ¿para qué vivir?
24 comentarios:
Don EPIFANIO:
¡¿Qué sería de nosotros sin las contradicciones, sin las adicciones, sin las aficciones...?
Me quedo con eso de "amor a espuertas".
¡Quedaría bien en una camiseta!
25 neutonios adictivos
Jesús: Yo he sido fumadora, muy fumadora, con varios intentos serios de dejarlo... y esta vez (llevo casi 8 meses) estoy segura de lograrlo. Hice una sesión de hipnosis y me fué genial. Te lo recomiendo.
Dyhego, eso digo yo. Sin ellas seríamos fórmulas matemáticas. 25 neutonios contradictorios.
Arati, seguiré tu consejo, porque yo solo no puedo. Gracias.
Si no se puede dejar, ya no se fuma por placer, aunque así lo parezca, se fuma por obligación. De ahí cogí la fuerza para dejarlo. Pensé, que si no había consentido nunca que nadie gobernara mi vida, no lo iba a hacer el tabaco. Cosas de la mente, pero ya llevo un año y pico y ni siquiera me apetece. Hace falta ser soberbia para eso, no? jajaja, la cosa es que me ha ido bien.
Perdona que irrumpa por primera vez asi, en tu casa.
Un saludo desde Zaragoza.
Yo tambien prefiero el amor a borbotones...
el tabaco despues de 40 años fumando hace uno y medio que le dije adios,con tratamiento medico...que si no todavia sigo...
Seré fumadora toda mi vida...en indescriptible la sensación de libertad que da no depender de él...
a lo mejor no dejan de ser amigas tus contradicciones tabaco-deporte...aunque una de ellas cederá terreno a la otra...me imagino cual.
Cualquier cosa Cott(obsesión, adicción, contradicción...) menos que te falte la respiración.
Marocha, pues tienes toda la razón en que si no puedo dejarlo ya no es un placer. Y, bueno, no es soberbia estar contenta de ese logro personal tan grande. Es una alegría sana. Gracias por tu consejo.
Anna, ¡por Dios, que sea el tabaco quien ceda!
Blimunda, me acabas de tocar el corazón y mi miedo más terrible. Un beso.
Acepto el consejo. Pero me gusta ser coherente en mis contradicciones. Y mis contradicciones se llevan mal con programas y desprogramaciones.
Lolo, me acabo de dar cuenta, leyéndote, de que a la vez que invito a la contradicción, hablo de programas. En fin, otra contradicción.
No. Porque el amor, y así es como acabas, es compatible con todo.
y que lo digas Jesús,
a vivir que son dos días y medio con amor a espuertas,
y eso mismo que dices lo llevo haciendo desde el primer día que pisé la tierra y la luna al mismo tiempo, el mismo día pero en distintas horas.
abrazos
Ramón, en ese comentario tuyo hay un poema. Escríbelo cuando puedas.
Uf, pareces mi primo hermano (o el de Marta-) No sabes lo identificada que me siento. Yo tengo bastante tendencia a la adicción, y es que todo lo que pruebo me gusta -es una desgracia- así que he pasado épocas de mi vida adicta al baloncesto, a los abdominales y hasta a la natación. Todo eso compaginado con el tabaco, la lectura, la comida, la amistad y hasta las peleas, y con una especie de exuberancia placentera en todo ello. Sin embargo, yo lo que quiero ser de mayor es asceta. Estoy segura de que me comprendes. Hay en la resistencia un enganche (casi) tan placentero como en la caída. Es muy complicado para un comentario. Lo hablaremos;-)
Abrazos.
Pis an lof.
Olga, también me identifico con lo de asceta y, sobre todo, con el placer que me producen todas las adicciones. Esto da para un libro. Hasta pronto.
Lo de quemar los libros de autoayuda sí es una buena idea, más teniendo en cuenta que los libros de autoayuda en realidad sólo ayudan (financieramente, claro) a quien los escribe.
Para dejar de fumar, no hay como el método del amor propio (aunque pueda parecer un poco ofensivo de pensamiento para otro, en este caso está justificado, estado de necesidad): se trata de a)pensar en alguien que no nos caiga especialmente bien y que sea exfumador b)a renglón seguido e insistentemente antes de prender el próximo cigarrillo, pensar: si este imbécil pudo, ¿por qué no yo?
(Rayos y truenos, debería dedicarme a escribir libros de autoayuda)
Perdón, corrijo errata: "si ESE imbécil pudo..."
(ya se sabe que el "ese" no sólo es más lejano y, por cierto, más despectivo y por tanto más apropiado que el "aquel")
Jesus me identifico con tus palabras, pero cada vez es mayor la ansia de libertad sin el tabaco, espero conseguirlo alguna vez y por supuesto que no sea tarde.
Un saludo
Jesús yo me apunto a lo último...aunque todos sabemos que la falta o distorsión de eso que llamamos "Amor" está a la orden del día y...así nos va...
Un abrazo
¡Hacer lo que nos salga de la punta! Sí, señor.
Es lo más importante de todo: ser libre.
Pero para ser libre... es necesario ceñirse a algunas reglas. Yo siempre digo que mi vida la guían tres o cuatro principios, y que el resto hago lo que me da la gana, ¡pero sin esos cuatro principios me iría la garete!.
¿Qué opinas tu?
¿Principios y libertad son compatibles?
Un saludo, y de nuevo felicidades por tan acogedor blog.
Jesús,como futura estudiante de medicina(que ya me creo que voy a entrar y todo) te diría que lo dejes.Pero como niña con vicios claros, te digo que hasta que no sea cuestión de vida o muerte no lo harás.Vivimos de contradicciones y dualismo.Por cierto,hay un libro de autoayuda que defiende, como tú, la contradicción: El Sentimiento Negativo de Risto Mejide,muy recomendable.A pesar de la imagen mediática que haya podido dar,este hombre es un genio escribiendo.
Encantada de leerte!Como siempre...
Outsider, yo creo que, con tu experiencia personal y profesional, podrías escribir un libro de antiayuda mucho más práctico que todos los de autoayuda juntos. Aplicaré ese métodos, sobre todo después de saber que me lo recomiendas dada la gravedad de mi situación. Me he propuesto la fecha del miércoles de ceniza, por eso del cenicero y del polvo en que me convertiré. Gracias.
Paco, ese deseo de libertad es el que también a mí me empuja a dejarlo. Y también el hecho de que a partir de los cuarenta es absurdo fumar. Hay que fumar a los veinte, cuando aún somos inmortales.
Manuela, si te das cuenta de que hay mucha distorsión del amor, es que sabes cuál es el amor del bueno. ¡Ve por él y no lo sueltes!
Brönte, a mí me gusta eso de Ama y haz lo que quieras. Siendo el amor tu criterio y tu principio y tu punto de partida, no hacen falta más normas ni principios. Si hay otro principio que no sea el amor y me lleva a no querer más a la gente, o sea, a no ser mejor persona, algo falla. Es una cuestión difícil la que me planteas, pero por ahora así la veo.
Marta, eso me dice la gente: hasta que te lleves un susto, no dejarás el tabaco. Por eso tengo cierta prisa en dejarlo, antes de que el tabaco me dé el susto. Un beso.
Jesús, salud...
Y consérvala, es la única que tienes.
De verdad, tabaco y deporte son antagonistas... y si hay que elegir, que sea deporte (o mejor, actividad física, movimiento, expresión, vitalidad...).
Marquitus, muchas gracias por tu consejo, que parece nacido del corazón. El sábado próximo, día del padre, me he propuesto dejar de fumar. Gracias por tus palabras, que me llenan de ánimo ante esta nueva etapa de mi vida.
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