miércoles, 2 de marzo de 2011

Animalito, pobrecito, angelito

No sé en otros lugares, pero en Andalucía, cuando nos da lástima un animal maltratado o desamparado, decimos como exclamación, y no como apelación: "¡Animalito", que es como decir: qué lástima. Si se trata de una persona, se dice: "¡Pobrecito!". Y si es un niño, "¡Angelito!".

Pero últimamente se empieza a decir "pobrecito" también de los animales. Cada vez es más frecuente hablar de ellos con términos reservados a personas. En ciertos documentales del canal Natura, la elefanta está "embarazada" de un "bebé" y lo "da a luz", mientras que la mujer "gesta un feto" y a veces sufre "cáncer de mama", y no de pecho. Sólo les falta decir que el macho humano monta a la hembra humana y la preña y ésta pare luego un cachorro.

No digo yo que los documentales manipulen el lenguaje, sino que son víctimas de este afán de humanizar al animal hablando de él como si fuera humano, y de animalizar al ser humano hablando de él como si fuera una bestia.

Yo sólo veo justificado utilizar términos de animales para el hombre cuando un  hombre en cuestión es una mala bestia por su culpa culpita. Por ejemplo, si tiene las uñas sucias, no tiene manos, sino garras y si pone los pies en la mesa, no tiene pies, sino patas.  Pero la gran diferencia es que el perro siempre tendrá patas, mientras que el hombre las tiene sólo si es sucio y bruto, pero, si se redime con la educación y la elegancia, tendrá pies que lo elevan como un árbol sobre la superficie de la tierra para estar un poco más cerca de las estrellas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues fíjese, amigo Cotta, a mí lo que me llama también muchísimo la atención es que los niños, han pasado a llamarse "criaturas" Oficialmente, vamos. Terrible. Llevando a extremos esto del lenguaje sexista, como siempre, ya no nacen bebés, ni neonatos.
Saludos

lolo dijo...

Me haces muy feliz con esta entrada. Porque yo no sé cómo decirlo: el hombre no es un animal. Y sí que creo que algunos documentales juegan con el lenguaje y con otras cosas también. Gracias, Cotta.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Parafraseando el título de aquella película de Rebeca de Mornay: "la boca que mece el idioma, domina el mundo" (o algo así, jejeje).
Como todo uso "imaginativo" del lenguaje, cuando se abusa, cansa y pierde su sentido.
Por un lado me resulta curioso el abuso del presente histórico cuando se cuentas acciones totalmente anodinas.
Por otro resulta dramatoide "humanizar" la naturaleza, sobre todo cuando se habla de fenómenos atmosféricos: lluvias asesinas, terremotos despiadados, la carretera se cobra tantas víctimas...

25 neutonios sunámicos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Umpa Lumpa, eso es lo malo de llevar la ideología política al lenguaje. Como bien explicas, el resultado es horrendo. Recibe tú también mi saludo.

Lolo, entre tú y yo comenzaremos la nueva revolución humanista. Y la haremos sin otras armas que la ironía y la sonrisa.

Don Dyhego, esto del presente histórico es especialmente cansino. Usted y yo como profesores ¡con cuántas tontadas tendremos que lidiar para que no contaminen a nuestros alumnos!
25 neutonios con las manos, que no con las garras.

AdP dijo...

Lo que comentas en el último párrafo también es muy propio de Andalucía, al menos de las zonas que he visitado. Como ejemplo podría valer el caso de una persona que en un self-service carga la bandeja con provisiones para dos o tres días. ¿Y qué es lo que decimos todos en nuestro fuero interno al contemplar la escena? Animalito...

Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

AdP, en esos casos sí que está justificado animalizar al hombre, porque está uno diciendo la verdad. Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Solo falta que nos manden al veterinario, Jesús.

Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Antes tendrían que comenzar llamando médicos a los veterinarios y por fortuna éstos se negarían. Un abrazo.

ngg dijo...

Mi menda, que trabaja con animales de 500 kilos, está hasta los cojones( no criadillas) del trato "humanoide" que se les dispensa a las bestias, y está también "hastaernuo" de tanta bestia que trata al humano( y sobre todo a los más indefensos )como una cosa.
Creo que en parte todos llevamos algo de animal dentro, unos mucho más que otros, sobre todo cuando se olvida lo trascendente que la ciencia nunca te podrá explicar... y a mi me coges con una pata encima de la mesa.

Jesús Cotta Lobato dijo...

NGG, yo también estoy "hastaernúo". Y, en fin, en casa propia uno puede poner los pies donde le dé la real gana y siempre serán pies. Yo me refería a esa gente maleducada que en un autobús pone las patas en el asiento de delante. Un abrazo.