martes, 19 de abril de 2011
Donde esté un buen nazgûl, que se quite el coche
Me han contado muchas veces que a mis tres años arranqué el Land Rover de mi padre con un montón de niños dentro y lo estampé contra la pared de mi casa, que era fuerte como las murallas de Constantinopla.
Pues bien, a eso se reduce mi relación con los coches.
Siempre me gustaron los androides, las máquinas espaciales, los caballos, los dragones, Mazinger Z y los gigantes, pero los coches, ya desde niño, me aburrían. Para que los coches hagan algo (y todo lo que hacen es totalmente previsible), basta con pulsar botoncitos, mientras que los dragones, los caballos, los nazgûl y los centauros... oh, cuántas facultades nos exigen, qué de habilidades y capacidades, qué de músculos y de reflejos tiene uno que tener para manejarlos, domarlos y convertirlos en un músculo más de nuestro cuerpo, qué conocimientos de anatomía mitológica y qué de trucos transmitidos por tradición oral ha de conocer uno, qué sabiduría, en fin, se ha de poseer para montarlos dignamente. No hay carné de conducir dragones porque la sabiduría del montador de dragones no la expide un organismo, sino Dios.
Un coche es una cosa que va muy rápido, pero uno está en él muy quietecito. No mola. No mola.
Cuando alguien en el clan Cotta se compra un coche nuevo, allá que van todos a admirarlo y a tocarlo. Yo me hago el longui, y si no puedo, finjo que me maravilla tanto coche y tanta flamancia. Y un segundo después se me ha olvidado el color y la marca del coche.
El único coche que identifico por la calle es uno de color violeta, muy sucio por dentro, pero quien lo conduce tiene la piel limpia y suave y me lleva en ese coche a las playas rubias para quererme mucho. Por eso son necesarios los coches, que, si no...
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12 comentarios:
Pues ya no te hacen falta mas coches en el mundo mundial. Y no te olvides de dibujarle en el brazo, a esa piel limpia, un nazgûl.
Un saludico.
Don EPIFANIO:
¡Más que en los bichos ésos de los horcos, me gustaría subirme en un globo aerostático!
25 neutonios de jobis.
Marcocha, no sé si pintarle un nazgûl. Si acaso, algo más delicado y alegre. Un saludo.
Don Dyhego, ¡eso sí que estaría bien! Debe ser una sensación mixta entre volar de verdad e ir en avión. 50 neutonios mitológicos.
Jesús, se nota que eres poeta, se nota que sigues teniendo... la mirada inocente del niño, que ve más allá de lo que perciben los aburridos adultos.
Un fuerte abrazo,
Rubén.
Un aliciente más para sacarme el carné del coche jeje ^ ^ Desde luego....aunque yo sería más de volar en ala delta
Rubén, sería más poeta si fuera capaz de encontrar algo maravilloso también en los coches. Un abrazo fuerte.
Alfred, sácatelo y así puedes llevarte a alguien a la playa. Ya llegará el día en que te escapes en ala delta.
Pa mí que el coche playero es azul oscuro, porque el violeta ya quedó atrás...
Carissima, ya sabes que para los colores no soy muy bueno. Pero contigo todo es azul y violeta, mis colores favoritos.
Jesús, me gustaría que aprendieras a conducir y que experimentaras esa sensación de libertad única que se siente al ir solo en un coche, música, velocidad y a volar...
A las musas les gusta viajar en coche y acuden a tu mente mientras conduces con Mozart o Pat Metheny...
Yo creo que a ti te encantaría, pero así también está bien,cuando es tu musa la que conduce.
Muchos besos.
Blimunda, eres la primera persona que utiliza conmigo argumentos poéticos para convencerme de que me saque el carné de conducir. Casi, casi lo consigues. Un beso pascual.
Querido Maestro: lo tuyo con los coches es debido a una mala experiencia con el Lanrover. Yo empece a conducir con un Simca 1000 y conseguí (pocas veces, eso si) tirar por tierra el mensaje de aquella canción que decía algo como: "que dificil es hacer el ..."
!Joé ¿donde estará mi Simca 1000? como lo hecho de menos. Bueno al coche y a los 18 años.
Un saludo.
Naranjito, no me extraña que con tu maravillosa experiencia en el Simca los coches te gusten tanto. Yo tuve la misma suerte, pero en un seiscientos, donde me traían y llevaban. Un abrazo, amigo.
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