lunes, 12 de septiembre de 2011

Cosas que pensaba de niño

1. Que el tiempo se detenía mientras yo dormía.

2. Que el pan y la madera estaban hechos de lo mismo.

3. Que el espejo, la plata y el agua eran, en el fondo, una sola cosa.

4. Que la gente que salía en la tele estaba dentro del televisor.

5. Que cuando jugaba con mi padre al escondite y este desaparecía, era porque se había escondido muy bien y no porque me hubiera dado esquinazo para escaparse un poco al bar.

6. Que las mujeres echaban a los bebés por el culete.

7. Que mi hermana, de doce años, era una mujer.

8. Que la vecina, de treinta años, era una abuela.

9. Que cuando yo decía, para presentarme, “MellamojesuscottalobatoparaservirleaDiosyausted”, eso era una sola palabra y esa sola palabra era mi nombre.

10. Que los guardias civiles que pasaban por mi calle venían a llevarme a la cárcel por haberme hecho pipí en una maceta.

Y mi pésame a los niños que comienzan hoy las milicias escolares.

25 comentarios:

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
¡Lo que no se inventen o piensen los niños...!
¿El de la foto es usted?
25 neutonios infantiles.

Al norte de los nortes dijo...

Los de los guardia civiles es genial.

Elías dijo...

Lo has clavao, Jesús.
Suscribo -con matices, claro- uno por uno.
Y que joío, tu padre.

Abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Pues los cuatro míos acaban de acudir a la milicia con una ilusión propia de los reclutas voluntarios a las guerras. Veremos si siguen así. Lo que no es viable es permanecer en casa, y no por quitármelos de en medio, sino por ellos mismos, todos necesitamos cierta rutina y disciplina, aun sin llegar a ser castrense.

Oye, estás igual en esa foto, incluso te ha favorecido la caída del pelo, y te lo digo en serio.

Un abrazo.

Ángeles dijo...

Yo creía que todas las carreteras estaban alumbradas por farolas, en mi primer viaje nocturno casi me muero del susto cuando se acabaron.
Un saludo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, el de la foto es el menda, con cuatro años. 25 neutonios.

Al norte, en concreto recuerdo un guardia civil con bigote, que me tenía aterrado. Un abrazo.

Elías, por eso nos llevamos bien, porque tuvimos infancias similares. Y, bueno, mi padre tenía siete churumbeles. De vez en cuando se escapaba, pero lo que yo recuerdo es que jugaba mucho conmigo. Un abrazo.

José Miguel, tienes razón, pero no dejan de darme pena verlos ir con esa ilusión inicial a lo que luego no deja de ser, para muchos, un tormento. Y gracias por elogiar mi calvicie. Sin embargo, os envidio a los que tenéis en la cabeza lo que hay que tener. Un abrazo, amigo.

Ángeles, ¡esa idea infantil es magnífica1 Es la mejor definición de niñez que he oído jamás. Un beso.

ReyVindiko dijo...

Lo peor, que podía correr tan rápido como imaginase.
Todavía hoy, la lengua no es capaz de seguir los dictados del pensamiento.

Jaimemarlow dijo...

De niño íbamos casi todos los fines de semana y fiestas largas (verano, Navidad, etc.) al pueblo de mis abuelos, y pensaba que en realidad toda la gente con la que me encontraba también venía allí desde otro sitio (es decir, que no vivían allí).
Aún me acuerdo de lo sorprendido que me quedé la primera vez que tuve que pasar por allí y era un día de diario... ¡También había gente!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reyvindiko, te recuerdo corriendo y, desde luego, parece que vas a salir remontando por los aires, de lo rápido que eras. Y a mí también me pasa lo de la lengua.

Jaimemarlow, pero ¡qué pensamiento tan rematadamente encantador! Un abrazo.

Blimunda dijo...

Cuando mi abuelo me dijo que veía mejor con el ojo derecho que con el izquierdo yo hice la prueba y le contesté: abuelo a mí me pasa al contrario. Solo muchos años después supe que no todas las personas veían como mi abuelo y como yo, y me pusieron gafas, claro.

Con lo del espejo, la plata y el agua ya se hacía notar el Poeta que eres, Jesús.
Y un beso.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Blimunda, gracias a tu abuelo te pareció natural lo que según los médicos, tan sesudos ellos, es un defecto en la vista. ¡Pues la razón la tenía tu abuelo: lo normal es que los órganos pares no sean iguales! Un beso.

Aurorita dijo...

Me encanta la entrada. Yo todavía estoy en la transición niña adulta pero ya hay cosas que mi razón me dice que no pueden ser (aunque siga resistiendome). Como la preocupación que tenía yo los meses de invierno porque las hadas del mar se murieran de frío por la tempestad y el mal tiempo.
O la creencia firme de que Hogwarts o alguna fuerza misteriosa me enviaría una carta diciéndome que tenía razón, que la magia existe ahí fuera.
Por cierto, Jesús, muchas gracias por conseguirle la camiseta a tu sobrino, me ha encantado.

lolo dijo...

El 2 me emociona. El 7 y el 8 me enternecen. La escuela tiene mucho de milicia; se me parte el corazón cuando se marchan con la mochila verde de la vida a cuestas.

Yo creía que si hurgaba en los ojos de mis muñecos encontraría lo que había detrás de ellos.

Más que un aforismo, el 3 es una verdad primera.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Aurorita, nada más que por tu preocupación por las hadas del mar, seguro que no pasan frío. Y me alegro de que no hayas abandonado aún el encanto de la niñez. Un beso.

Lolo, ya somos dos los que nos enternecemos de esos niños con la mochila a cuestas. En cuanto al espejo, la plata y el agua aún me sigue pasando lo mismo. Lo malo de la edad adulta es que uno descubre que los muñecos no esconden nada y que la plata y el agua son cosas distintas. Ah, pero tenemos la poesía para arreglar ese problema.

elpiyayo dijo...

Bueno mi nieto dice que él va al colegio a aprender y luego me lo va a enseñar a mi, lo bonito que va contento, pero lo malo es que yo ya no voy a aprender.
Por cierto, tiene Lula tu misma mirada. Ojú como pasa el tiempo, tan rapido y tan callando como viene..la...

Jesús Cotta Lobato dijo...

Piyayo, pues menos mal que tu nieto va contento. Eso es mérito suyo, no del cole. Y, bueno, tuyo también. Un beso.

Naranjito dijo...

Querido Maestro: lo de la milicia está muy bien, pero mis hijos ahora creo que se marchan a maniobras con la OTAN. Y aunque no te lo creas, la gente que salía en la tele estaba dentro !si yo hasta me escondía cuando hechaban una película de miedo!. Por eso me salvaba, porque estaba debajo de la cama. ¿La Guardia civil? A mi los que me miraban mal eran los municipales cuando el maestro de lengua me ponía un 5 raspao.
Un estrechón de manos y saludo al Patricio.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Naranjito, mejor las maniobras con la Otan que las milicias escolares.Son más divertidas. ¿Conque a ti también te perseguían las fuerzas del orden? ¡Chócala!

Máster en nubes dijo...

Por favor, ¡Santiago es igual a ti, es increíble!. Aportación a la imaginación infantil: creerse que las cartas y los paquetes que nos dejaban en el buzón iban por debajo, en tubos, por toda la ciudad, que había un inmenso cableado bajo la tierra y unía todas las casas. ¿Y de dónde sacaría yo esa idea tan peregrina? ¿Dónde puse a los carteros? No tengo la menor idea.

Máster en nubes dijo...

Por favor, ¡Santiago es igual a ti, es increíble!. Aportación a la imaginación infantil: creerse que las cartas y los paquetes que nos dejaban en el buzón iban por debajo, en tubos, por toda la ciudad, que había un inmenso cableado bajo la tierra que unía todas las casas de la tierra. ¿Y de dónde sacaría yo esa idea tan peregrina? ¿Dónde puse a los carteros? No tengo la menor idea.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Aurora, ya en tu niñez se adivinaba una fe casi ciega en las capacidades técnicas del hombre. Eso está bien. Eso es optimismo antropológico. Y me encanta que Santiago y yo nos parezcamos.

Editorial Hipálage - www.hipalage.com dijo...

A mí me hace mucha gracia lo de la abuela con treinta años. Eso ya no se lleva. Ahora eres "mujer" con 42 (las personas del sexo femenino, claro).

Hay un desfase de treinta años que no se sabe dónde se pierde...

Venga, abrazos.
José Miguel.

Jesús Cotta Lobato dijo...

José Miguel, lo bueno para nosotros, los adultos, es que gracias a eso nos consideramos jóvenes más tiempo. Un abrazo, amigo mío.

antónimo dijo...

Cuando o era niño miraba a la gente y cuando veía a alguien que a mí se me antojaba que sufría, siempre lloraba, y el berrinche me duraba horas.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Antónimo, porque desde niño ya eras poeta y tenías mucho ángel, muchos ángeles repartiendo alegría alrededor, como ahora, porque te sigue sin gustar ver a la gente triste a tu lado. Un abrazo, amigo.