La desventaja de esta edad mía, la de taypico, es que los
achaques apuntan. Aún no te impiden los excesos, pero te lo cobran más caro.
Pero la ventaja es mayor: sé más que antes, puedo más, tengo
más, quiero más y, lo mejor, es que soy el mismo que fue concebido por amor y
con libertad, aquel día feliz en que mis padres obligaron a Dios a darme un
alma inmortal y un ángel de la guarda para siempre, siempre, siempre.
6 comentarios:
Don Epifanio:
Lo mejor es poderlo contar y disfrutar de lo que se presente (y que le quiten a uno lo bailao).
25 neutonios.
Sí, Dyhego, eso también es lo mejor. Un abrazo.
¡Pero, Jesús, que aún no estamos ni a la mitad del camino! Yo creo que quedan años para eso, aunque no muchos, claro. No obstante, me alegro de tu buena forma. Y, por supuesto, siempre que se pueda hay que valorar lo que uno tiene.
Un saludo muy cordial
Desde luego son más y mejores las ventajas. Disfrutalas.
A medida que se pasa del mezzo creo yo que son más los achaques pero en ventajas menos son más.
Antonio, yo creo que tú eres más joven que yo. Yo tengo cuarenta y cinco años y es muy posible que no los doble. Por eso digo lo de la mitad del camino. De todos modos, gracias por los ánimos y seguro que tú sí que los doblas.
Lolo, recordaré lo de "menos son más" cuando me sobren los achaques. Gracias.
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