En la Segunda República, España había perdido ya la comunidad de valores unánimes que le había conferido personalidad y cierta armonía social. Azaña lo expresó en 1931 con aquello de "España ha dejado de ser católica". Mientras que unos veían la causa de nuestra decadencia en el hecho de haber dejado de ser católica y, por tanto, querían volver a lo anterior, otros la veían en el hecho de haberlo sido durante tanto tiempo y, por tanto, tenían mucha prisa por deshacer todo lo anterior. Dos cosmovisiones, una anterior a la Ilustración y otra posterior a ella, estaban cada vez más enfrentadas y en España lucharon cuerpo a cuerpo y de modo paradigmático ante el interés y el asombro del mundo.
Federico y José Antonio, tomando lo que creían bueno para todos de los unos y los otros, se esforzaron por encontrar para esas dos Españas una nueva comunidad de valores que aunase a todos los españoles.
En un cuento Federico sería el bardo libre que canta a todo lo que le inspira para espantar las tinieblas con su canto; y José Antonio sería el caballero que quiere salvar del dragón ideológico a la princesa que para él era España.
Este libro mío intenta abatir a ese dragón que sigue por ahí suelto para que, libres y sin miedo, podamos ser bardos, caballeros y princesas más poderosos y libres que todos los dragones.
3 comentarios:
Me alegro mucho, don Epifanio.
25 neutonios libreros.
Más me alegra a mí su alegría. 25 joviales neutonios.
Deseo felicitarte por esas Rosas de plomo que acabo de leer.
Un libro que voy a recomendar a muchos amigos, porque me parece sincero, interesante, escrito con rigor y valentía (supongo que ya te habrán puesto a "caldo" por algunas afirmaciones), con pasajes que emocionan y confirman que la vida, casi nunca, carece de matices y que sólo la cortedad intelectual de las masas aborregadas trastorna la VERDAD. Espero muchas ediciones de estas Rosas. Un abrazo y enhorabuena
Francisco Teixidó Gómez
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