Lo que en su momento me pareció un tiempo perdido o una desgracia sin fruto ni justificación imaginable se revela después, a veces, en un momento dichoso de lucidez, como lo mejor de mi vida, como aquello que nos salva o como aquello sin lo cual no habría sido posible lo que hoy más valoro o lo que la gente valora en mí. Este poema lo transmite a la perfección.
Náufrago
Errante en las mareas, muy llovido,
rasgado por la furia de los vientos del Sur,
así llegué a tu costa.
Nada más que el color de aquellas playas
era como el viaje de regreso
a una tierra de nadie. Pero yo te perdí,
te perdí en la tormenta y mi velero,
ya no encontraba rumbo ni destino ni nada.
Muy tarde he comprendido aquel naufragio,
por qué los cielos gritan y destrozan las velas,
el mástil, la cubierta, la memoria.
Así llegué a tu costa.
Las hijas del Caribe me han contado
que vives en los bosques y que pronto vendrás
a curar mis heridas.
(Jesús Beades, de Centinelas)
2 comentarios:
Qué gran verdad Jesús. La inmediatez de los acontecimientos nos impide con frecuencia ponderarlos rectamente. El tiempo, la perspectiva, pone cada cosa en su sitio.El norte de nuestro obrar ha de ser actuar con recta conciencia, sin mirar demasiado los resultados inmediatos, pero no es tarea fácil.
En otro orden de cosas, aprovecho para preguntarte. ¿Serás profeta en tu tierra?. ¿Piensas incluir en tu gira de presentación de Rosas de plomo a Málaga? Un amigo mío, enorme poeta, lo ha leido con delectación y ansía conocerte. Su nombre: Juan Miguel González del Pino
Vicente, dile a tu amigo que los poemas suyos que he leído me parecen estupendos y que sería un placer conocerlo y más aún presentar el libro en Málaga. No se me ha ocurrido presentarlo en mi ciudad, pero puede ser buena idea. Me alegro de saludarte en la inminencia del verano.
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