Inauguro el curso, amigos, con este poema breve que parece hablar de la inspiración, de la incógnita que es la existencia, de lo intransferible que es una vivencia personal. Y lo hace con sencillez, contundencia y misterio, como a mí me gusta.
SONATA
La escucho y cae la lluvia,
y pienso en aquel perro solitario
que iba detrás del ataúd de Mozart.
Lo sigo en los compases de este piano
y en los caminos que dibuja el agua
al irse deslizando en los cristales.
Voy, misteriosamente feliz, siguiendo a un perro
hecho a la vez de música y de lluvia.
Joan Margarit y Consarnau
2 comentarios:
Quizá no es tarde para comprender sus pasos,
el leve descuido con que el trote grácil
se adueña de miradas vagabundas,
de deseos errantes y reflejos.
Hay pereza en la luz entre las manos
cansadas de la nieve. Queda al menos
un instante capaz de una sonrisa,
de una sombra rasgada en una llama.
Benjamín, gracias por el poema, con ese estupendo verso primero y último. Que te siga bendiciendo la poesía.
Publicar un comentario