Playa, amor y poesía.
Ese ha sido el resumen del verano.
Ha habido achaques familiares. Y las playas de Frejulfe, Otur y Barayo me han regalado un tinnitus que es exactamente un vaivén de olas marinas a cámara rápida. Una amiga mía experta en acúfenos me ha dicho que soy afortunado, porque es un tinnitus bonito y no demasiado exasperante. Además, solo lo oigo cuando está todo en silencio y todos duermen, menos el mar en mi oreja.
Un tinniitus es poco precio para lo mucho que me han dado esas playas.
Aquí os dejo una foto que me hicieron cuando conseguí embutirme en un traje de surf. Aguanté en el agua con él media hora. Luego me lo tuve que quitar porque me angustiaban tales apreturas y, entonces, resultó la clase de surf mucho más fácil. Me costó ponerme de pie sobre la tabla, pero cuando lo conseguí, ¡qué cerca estuve de los dioses!
¿A quién habrá que dar las gracias por las playas, el amor y la poesía de todos los veranos? Tiene que ser alguien, no algo, el que los haya inventado tan bonitos y completos.
3 comentarios:
¿Dónde está esa foto, don Epifanio?
Celebro que se lo haya pasado usted tan bien.
25 neutonios marinos.
Don Dyhego, ¡me alegro de saludarlo! Gracias por avisarme del despiste. Ya he puesto la foto y, de paso, he arreglado algunos fallos más. Reciba mi alegría del reencuentro. 25 neutonios surferos
No entiendo mucho debe de ser porque estoy aun dormida
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