He aquí este poema para que nos sintamos con él menos solos todos los que seguimos sin entender cómo nos abruma hoy la oscuridad a pesar de haber conocido ayer la gloria de la luz y de la dicha.
Si eras tendida en lo oscuro
Si eras tendida, en lo oscuro, esa hebra de sol viejo
que en el territorio extenso de las noches, une
el raro porvenir y la infancia allí agazapada.
Si detenías tú las lluvias y era un vaho secreto
aquella cama en la que fuimos una sola sangre.
Si, a ciegas, una vez, tenté tu corazón de bruma
y fui, a tu lado, el alba y la luna y la sombra mansa.
Si en tu arisca cabellera durmió mi corazón de hombre.
Quién esparce, hoy, aquí, en mi cuarto, el aroma
de la muerte.
La soledad del aguacero, Rafael Adolfo Téllez
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