Hoy la figura del padre está muy cuestionada porque es una figura viril, cargada de autoridad e irreductible al igualitarismo sexual. Ahora que el patriarcado es la bestia parda, ser padre y ejercer de tal requiere de tener un buen par de virtudes: la primera es cumplir con el deber de educar y la segunda pasar olímpicamente de modas y presiones sociales anarcoides y hembristas que quieren al padre convertido en amiguito, coleguita o mero expendedor de semen.
Padre solo puede ser el varón: por más mujer que se sienta un hombre, no podrá ser madre y, por más hombre que se sienta una mujer, no podrá ser padre. La naturaleza nos impone ese límite.
El padre o tiene autoridad o no puede ejercer de tal, porque sin ella ni puede alentar contra los impulsos destructivos ni contra el caos del mundo ni educar ni establecer límites ni celebrar los logros. En mi opinión, el padre que hace de amigo y no de padre no puede realizar todas esas funciones.
En mi experiencia puedo decir que agradezco infinito que mi padre y mi madre hayan asumido en mi educación papeles distintos: la naturaleza los hizo distintos y me ofrecieron de la vida y del ser humano facetas y visiones y referencias distintas que me han enriquecido.
Padres, os animo en vuestro día a serlo con orgullo, amor y legitimidad. No somos imprescindibles, pero sí insustituibles. Ni seáis como Murdstone, el padrastro de David Copperfield, preocupado tan solo, y sin amor, por la disciplina y la compostura del niño, ni el padre de Pippi Calzaslargas, preocupado tan solo por que la niña fuera feliz y no buena y, ausente siempre, le dejó en la casa una bolsa de dinero y caramelos. Estad al pie del cañón hasta que la muerte os abata. Sed, como en Roma, el sacerdote doméstico que realiza los sacrificios en casa; sed quien bendice la mesa; sed quien lleva a hombros a los niños.
2 comentarios:
Don Epifanio:
ayer pasó algo curioso. Tenía ya la mitad de una entrada redactada cuando se fue la luz y lo perdí todo.
Le comentaba a usted algo así como:
no me gusta el tipo de padre que se pavonea de ser "colega" de sus hijos. Me parece patético porque casi siempre queda "engañado" por ese hijo al que supone tan "colega". ¿Cómo va a ser un padre "colega" de su hijo si eres su padre y, sobre todo, si te llevas más de veinte años? Un hijo nunca va a ver a su padre como un colega. Es imposible. ¿Irá el padre de cuarenta años con su adolescente de botelleo? Un tontería y un disparate que no se cree nadie en su sano juicio. Si alguno se quiere engañar, que lo haga.
25 neutonios colegueros.
Don Dyhego, usted y yo sí que somos colegas en muchas cosas, entre ellas, en esta de intentar ser padres. Reciba usted mi superneutónico aprecio.
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