Tengo en mis manos un libro de aforismos con el que he disfrutado mucho. Si el aforista mediocre es un acróbata verbal o un francotirador que no duda en disparar contra lo que sea porque tiene buena puntería, el buen aforista es, a mi gusto, el que, con las palabras de siempre, ilumina más la vida con hallazgos de pensamiento hondo y tocado por la poesía.
Félix Trull es de los segundos. Por eso he disfrutado todos sus aforismos. Son muchos los que se llevan la palma.
He aquí unos cuantos de este librito delicado y profundo.
5. Todo está en los libros... menos tú.
70. Nuestros silencios copulan como posesos.
104. El canto en el pico, el pico en el ave, el ave en la rama, la rama en el árbol, el árbol en el bosque, el bosque en el canto.
174. No importa dar la nota. Lo que importa es afinar.
202. Cesé de dejarme llevar -como por doquier me pedían- cuando descubrí que siempre acababa
justo donde yo no quería.
245. El amor es un rescate mutuo.
250. Las redes sociales son el nuevo coro griego.
257. Cuando menos te lo esperas, salta el guepardo que se zampa a la liebre que salta cuando menos te lo esperas.
282. Uno no sabe lo que vale... hasta que se vende.
296. Nada rejuvenece tanto como renunciar a una vieja tentación.
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