lunes, 1 de abril de 2019
La víctima y el verdugo están dentro de cada uno
Cuánto me arrepiento del daño que hice un día a aquellos dos chicos en cuarto de primaria. Uno era simple y otro amanerado. Qué felicidad romperles la maleta. Yo que era acosado me convertí en acosador. Era esa una manera de escapar del acoso: convertirse en acosador. Solo lo hice, que yo recuerde, aquel día, pero descubrí dos cosas muy tristes: lo fácil, y feísimo, que es pasar de víctima a verdugo, y cómo muchas veces los lazos de amigos se refuerzan no tanto por afinidades sino contra otros.
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2 comentarios:
Supongo, don Epifanio, que todos guardamos en nuestros recuerdos hechos que nos avergüenzan.
Es usted valiente al exponerlo públicamente.
25 neutonios admira2.
Don Dyhego, reciba usted toda mi simpatía.
50 neutonios
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