También por su lenguaje discreto con el que dice, sin embargo, cosas muy grandes que nos hablan del misterio y de la armonía cósmica que tiene en nuestro interior su latido más profundo. Pero sobre todo celebro este libro por el poema TRASLUCHAMOS, con ese final magistral, esa imagen fulgurante y, a la vez, enigmática de nuestro paso por la vida, de nuestra lucha contra el naufragio, de nuestra búsqueda de grandeza y de sentido en medio de la oscuridad.
¡Trasluchamos ahora! –nos gritabas.
Y todos en cubierta trepidábamos
y con el cuerpo fuera de la borda
nos dábamos al viento, al mar, al sol.
Asíamos la escota como si los planetas
dependieran en algo de nosotros.