Siempre me han gustado los poetas que humanizan la naturaleza y la tratan como a una hermana y no como a una madre. Este lo hace además adjetivándola con verbos y así nos la presenta en un amable trajín que nos devuelve un instante al paraíso.
Está enfermo de luz el manso llano.
El monte es verde. La campiña de oro.
Y en el bíblico y recio sicomoro
llama al esposo la zurita en vano.
Reza la fuente con fervor sonoro
a la sombra sedante de un manzano
y suena en esta calma de verano
como un canto de vírgenes en coro.
Besa el sol con ardor a la llanura
ebria de luces, y soñando altura
el águila se eleva en raudo vuelo.
El río entre los huertos se solaza.
Y, bañada de sol, la alondra traza
un camino de voces por el cielo.
Zacarías Zuza Brun
sábado, 19 de noviembre de 2016
lunes, 14 de noviembre de 2016
Dos años menos en el purgatorio
Hace unos años los alumnos de la ESO que no escogían religión daban una asignatura denominada cultura religiosa que no se podía evaluar. Por eso, en esas clases los alumnos se ponían a estudiar o a ver pelis, porque ni contaba para la nota ni la impartían profesores especializados ni acudían a ella precisamente los mejores alumnos, porque la escogían, en general, los que no querían hacer nada.
Durante dos años me la endosaron a mí. Un curso de tercero de ESO de treinta alumnos a última hora. El purgatorio debe ser bastante parecido a eso.
El primer día de clase les dije que utilizaríamos un manual y que habría exámenes y clases normales y que, como el nombre de la asignatura indicaba, daríamos todas las religiones, empezando por la griega, siguiendo por la judía, la cristiana, la musulmana y las que me diese tiempo.
Ellos protestaron a gritos. Uno se levantó indignado y dijo:
-O sea, que me apunto aquí para no dar religión y ¿ahora tengo que dar todas las religiones?
-SÍ, EXACTAMENTE ESO ES LO QUE VAS A HACER.
-Pues entonces me borro de esto y me voy a reli.
-Eso es precisamente lo que tienes que hacer. El cura que da religión es estupendo, es especialista en la asignatura y os lleva a muchas excursiones. Quien se quede conmigo va a trabajar más y no lo voy a llevar a ninguna excursión.
Siempre se me pasaban a religión al menos diez alumnos el primer día de clase. Y todos tan contentos: el cura, ellos y yo.
Durante dos años me la endosaron a mí. Un curso de tercero de ESO de treinta alumnos a última hora. El purgatorio debe ser bastante parecido a eso.
El primer día de clase les dije que utilizaríamos un manual y que habría exámenes y clases normales y que, como el nombre de la asignatura indicaba, daríamos todas las religiones, empezando por la griega, siguiendo por la judía, la cristiana, la musulmana y las que me diese tiempo.
Ellos protestaron a gritos. Uno se levantó indignado y dijo:
-O sea, que me apunto aquí para no dar religión y ¿ahora tengo que dar todas las religiones?
-SÍ, EXACTAMENTE ESO ES LO QUE VAS A HACER.
-Pues entonces me borro de esto y me voy a reli.
-Eso es precisamente lo que tienes que hacer. El cura que da religión es estupendo, es especialista en la asignatura y os lleva a muchas excursiones. Quien se quede conmigo va a trabajar más y no lo voy a llevar a ninguna excursión.
Siempre se me pasaban a religión al menos diez alumnos el primer día de clase. Y todos tan contentos: el cura, ellos y yo.
sábado, 12 de noviembre de 2016
El poema de la semana
Siempre me han gustado los poemas agradecidos, sobre todo si agradecen todo lo que precede a la belleza actual que gozamos. Este me gusta más aún porque, además, pone en su sitio a esos filósofos tristes que están tanto en los libros como dentro de nosotros.
Pues eso. Que hoy el filósofo se haga poeta y se ponga a cantar.
Capricornio en el paseo marítimo
Mira la tarde, mira qué canción
multicolor: las mobylettes felices
como estrellas fugaces, quinceañeras
azules con bermudas y suspensos, gaviotas
acariciando el tiempo,
la playa allá como una bienvenida...
¿Cuánto le habrá costado
al Universo, cuántos siglos, abrazos, guerras...
este momento?
Apiádate. No sueltes
en medio de esta hora
el paquidermo mustio de tu filosofía.
Miguel d’Ors, de Es cielo y es azul
Pues eso. Que hoy el filósofo se haga poeta y se ponga a cantar.
Capricornio en el paseo marítimo
Mira la tarde, mira qué canción
multicolor: las mobylettes felices
como estrellas fugaces, quinceañeras
azules con bermudas y suspensos, gaviotas
acariciando el tiempo,
la playa allá como una bienvenida...
¿Cuánto le habrá costado
al Universo, cuántos siglos, abrazos, guerras...
este momento?
Apiádate. No sueltes
en medio de esta hora
el paquidermo mustio de tu filosofía.
Miguel d’Ors, de Es cielo y es azul
lunes, 7 de noviembre de 2016
Una expresión vulgar en la wikipedia
Pues hete aquí que, buscando para mis alumnos máximas en griego antiguo, di con esta página. Cuál ha sido mi sorpresa cuando, en las locuciones de la letra ómicron, veo que la traducción que da de cierta máxima, en vez de ser "A Hipóclides le trae sin cuidado" o algo similar, es ni más ni menos que esta: "A Hipóclides se la suda".
Esa expresión es de una vulgaridad asquerosa. Que esté tan extendida en nuestros días dice muy poco de nosotros.
El traductor debe creerse de lo más original por traducirla así, pero olvida que en el original no suena tan rematadamente repugnante, sino tan solo cortante y fresca.
El otro día les pregunté a unos veintidós alumnos encantadores quiénes no decían nunca palabrotas y ninguno levantó la mano. Fingí escandalizarme, aunque me lo esperaba.
Mi cruzada contra las palabrotas no se debe al puritanismo, sino al amor por la elegancia y a la convicción de que un lenguaje vulgar contribuye a un pensamiento vulgar.
Les digo a mis alumnos algo como esto: "La sensación que me producís cuando os oigo decir una palabrota es la misma que me produce un perro muy bonito al que veo en la calle y, cuando me detengo a acariciarlo, va y vomita. No se debe vomitar en cualquier sitio".
Pero, claro, la wikipedia y la tele y tantos personajes importantes no me ayudan mucho en esta cruzada mía.
Esa expresión es de una vulgaridad asquerosa. Que esté tan extendida en nuestros días dice muy poco de nosotros.
El traductor debe creerse de lo más original por traducirla así, pero olvida que en el original no suena tan rematadamente repugnante, sino tan solo cortante y fresca.
El otro día les pregunté a unos veintidós alumnos encantadores quiénes no decían nunca palabrotas y ninguno levantó la mano. Fingí escandalizarme, aunque me lo esperaba.
Mi cruzada contra las palabrotas no se debe al puritanismo, sino al amor por la elegancia y a la convicción de que un lenguaje vulgar contribuye a un pensamiento vulgar.
Les digo a mis alumnos algo como esto: "La sensación que me producís cuando os oigo decir una palabrota es la misma que me produce un perro muy bonito al que veo en la calle y, cuando me detengo a acariciarlo, va y vomita. No se debe vomitar en cualquier sitio".
Pero, claro, la wikipedia y la tele y tantos personajes importantes no me ayudan mucho en esta cruzada mía.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Homero al son del ukelele
Hoy, después de explicar qué es un aedo, me he subido a la mesa para leer la muerte de Héctor de tremolante casco en el canto XXII de la Ilíada y una alumna mía me pidió acompañar mi lectura con música. Le dije que sí, pero que buscara una música épica.
Pero la alumna, de nombre Hipatia, superó mis expectativas. Me subí a la mesa, como hago siempre que leo a Homero, porque no hay en el aula un sitio más alto. Impresiona ver a los alumnos desde tan alto. Y ella se sentó a mi lado con un ukelele que sacó de su maleta y, por arte de su música y de Homero, nos trasladamos al siglo VIII a.C.
El ukelele sonaba como una lira y yo hacía lo imposible por estar a la altura de Homero.
Nunca ha muerto en mis clases Héctor con una música más digna que hoy.
Pero la alumna, de nombre Hipatia, superó mis expectativas. Me subí a la mesa, como hago siempre que leo a Homero, porque no hay en el aula un sitio más alto. Impresiona ver a los alumnos desde tan alto. Y ella se sentó a mi lado con un ukelele que sacó de su maleta y, por arte de su música y de Homero, nos trasladamos al siglo VIII a.C.
El ukelele sonaba como una lira y yo hacía lo imposible por estar a la altura de Homero.
Nunca ha muerto en mis clases Héctor con una música más digna que hoy.
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