miércoles, 3 de marzo de 2010

De cómo en cierta ocasión me salvaron de la muerte.

Pues resulta que volvía yo de la fácul y esperaba el bus en la marquesina, leyendo un libro y con los pies en el bordillo de la acera, mala costumbre que perdí desde aquel día. He aquí que justo en el momento en que el autobús llega con bastante ímpetu y pegado a la acera, a mí se me cae al suelo un lápiz y voy a recogerlo y entonces alguien tira de mí con bastante fuerza hacia atrás y, gracias a eso, la mole del autobús me dio en el flequillo (por entonces tenía flequillo) y me rozó la frente.

Busqué a mi alrededor a mi salvador, para agradecérselo, y nadie me miraba, nadie pareció darse cuenta de que, si no es porque alguien me había agarrado de la ropa, habrían estado en presencia de un descabezado.

Desde luego, si no fue mi ángel quien me salvó, tuvo que ser alguien muy parecido y muy discreto con cierto don de la ubicuidad, capaz de estar a mi lado en el segundo justo y de desaparecer de mi vista medio segundo después.

15 comentarios:

Juanma dijo...

O era un ángel o así se llamaba, ¿no? En cualquier caso, bendita persona.

Abrazos.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Se me ponen los vellos como escarpias.
¡Bendito sea ese salvador!
Neutonios seráficos

Editorial Hipálage - www.hipalage.com dijo...

Demasiado bonito, me parece, ¿es de verdad o te lo has inventado?

Un abrazo.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

No son ni bonitas ni feas.
Son grandes. Son serias.

Estas cosas imponen.
Estas cosas pasan.

Un saludo a todos.

lolo dijo...

Me lo creo del todo.
Pero no sé si fue un ángel.

El Africanito dijo...

Ninguno sabemos donde y como estaremos dentro de un segundo. Pero una cosa es clara, quién te salvó aquél dia hizo que llegaras donde estás ahora y yo me alegro un montón.

un saludo muy apretao

Jesús Cotta Lobato dijo...

Hoy os respondo a todos en general. Así pasó y así lo recuerdo. La verdad es que, mientras lo escribía, he pensado que seguramente no era un ángel el que me empujó hacia atrás, sino el que hizo que alguno de los que había por allí reparara en que a ese estudiante el autobús le iba a rebanar el pescuezo. En cualquier caso, estoy muy agradecido a esa persona y a vosotros por leerme. Hoy un abrazo muy fuerte para todos. Sois encantadores.

ReyVindiko dijo...

Creo que siempre que Dios o algunos de sus enviados actúa, lo hace dejando lugar a la duda. Y creo que lo hace para amparar nuestra libertad.
¿O crees, Jesús, que si le hubieses visto las alas a tu ángel estarías igual que ahora?

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reyvindiko, si le hubiese visto las alas al ángel, estaría ahora de los nervios o bien confiadísimo en que no me iba a pasar nada. Así que mejor como tú dices: siempre un lugar para la duda. Tu jabón, admirable. Un beso.

elpiyayo dijo...

Eso que te lo explique don Adelmo, que explicaciones da.
"¿quien como Dios?" y siguen estudiandolo cuando solo debieran conocerlo.

Anónimo dijo...

Queremos pensar que fue alguien, una buena persona. Seguro que no viste a nadie detras mirando el cielo y sibando?

Fue un angel.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Piyayo, es cierto, a Dios no hay quien lo entienda. Por eso es un error quitar de las sagradas escrituras lo que no entendemos o no nos conviene.

Anónimo, habría sido bonito ver a alguien mirando al cielo y silbando, pero no vi a nadie. Gracias por creerme. Un abrazo.

Alejandro Muñoz dijo...

Fue tu ángel, Jesús... o alguien que no estaba en la inopia pensando en tanto culto al cuerpo.

Un abrazo.

Mery dijo...

No es el único caso que conozco; de hecho algo muy parecido le pareció a una hermana mía. Quien lo ha experimentado sabe muy bien lo que significa.
Eres afortunado, Jesús.
Un abrazo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alejandro, si no fue mi ángel, se le parecía mucho. Un abrazo.

Mery, ¡para que luego digan que los ángeles no existen, con lo atareados que están salvándonos la vida! Un beso.