Como ayer me pasé tres pueblos, quiero enmendarme. Así que propongo que vayamos este verano los blogueros, poetas y admiradores de las cosas grandes a la catedral que está construyendo Justo Gallego y le hagamos un homenaje y un donativo. Si alguna persona merece el premio Príncipe de Asturias o el Nobel de literatura es él.
Durante el acto cantaremos ese coro de Antígona que habla de la maravilla que es ser humano y enterraremos cada uno un poema bajo la catedral. De esta manera los poemas florecerán en la siguiente primavera y las abejas llevarán su polen por España y el resto del mundo. A ver si así la belleza nos alegra un poco.
Cada uno llevará una alhaja para que Justo la funda y haga una campana de plata que taña por los muertos, entre los que nos encontraremos nosotros no sabemos cuándo. Todo esto, por supuesto, si Justo accede, pues nosotros no somos más que unos advenedizos que llegamos cuando está todo casi hecho.
Un monumento como ese tenía que haber levantado España a las víctimas del terrorismo.
Ya no quedan hombres que levanten catedrales. Sólo Justo Gallego. Para él mi entrada de hoy y mis oraciones.
10 comentarios:
Don EPIFANIO:
Si se hubiese saltado usted un pueblo más... habría llegado a Ginebra y le habría podido dar un tirón de orejas al Rousseau (que significa besugo).
¿Se pueden dar donativos a ese señor? Díganos usted la cuenta o cómo hacerlo.
¡Tanto Pilar de la tierra y resulta que en España tenemos un constructor de catedrales!
1 neutonio con toques de arrebato (en mis tiempos de buenapersona fui monaguillo y me gustaba tañer las campanas, tanto las del campanario como la que se tocaba cuando la consagración).
Mi querido Dyhego, el caso es que he buscado por todas partes alguna dirección para hacer donativos y ponerla en la entrada pero no he encontrado nada. El mismo Justo dice que lo mejor es echar los donativos en el cepillo de la catedral y en algún lugar he leído que hay una cuenta corriente, que no encuentro por ningún sitio.
Su gesto le honra a usted, que admira a los grandes hombres.
Me alegro de que recuerde usted con cariño las campanas. Un neutonio.
Iré contigo Jesús y llevaré un Aquarius en la mano.
La catedral tiene algo de Gaudí y de sitio donde se pone lo que llega y según llega, una especie de chamarilero, pero es muy interesante. Y es impresionante cómo ha podido hacer una catedral, porque lo es, los arcos, en fin, no entiendes bién cómo ha calculado sin ser arquitecto.
Os aviso que luego o antes suele echar una filípica sobre los males contemporáneos, que nos confesemos y que seamos buenos. De Dreyer es, una cosa así (quizá mejor que Aquarius sea una bota de vino, le pega más a D. Justo)
Te mando las referencias...
Jesús, sin duda que este hombre merecería un justo reconocimiento. Si lo pienso, todos los que se empeñan en algún tipo de creación merecerían uno alguna vez. Pero a veces la vida es injusta y grandes cosas quedan en eel olvido.
Un abrazo.
Qué buena gente eres, hijo.
Pues sí;-)
JMJ, ya somos dos. Tú llevas el Aquarius y yo la botella de vino que dice Máster.
Máster, no me vendrá mal la filípica. Me encanta la definición que das de la catedral y me asombra que lo conozcas tan bien. Estoy deseando conocerlo. Un beso.
Rubén, yo en eso soy optimista: pienso que lo bueno y grande se acaba reconociendo con el tiempo. Un abrazo.
Hojas, más que bueno, admiro lo bueno, como tú.
Olga, el bueno es don Justo. Un beso.
Jesús, me sumo a tu propuesta de Premios para este Justo, cuya actividad admirable merece todo un reconocimiento.
Un abrazo.
Rubén, eso te honra: eres amigo de lo admirable. Un abrazo.
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