miércoles, 10 de marzo de 2010

Rousseau, ese gilipollas

Iba a hablar de Justo Gallego, pero me he levantado guerrero y quiero meterme con Rousseau.

Amoavé, Rousseau: si dices que el hombre es bueno por naturaleza, nos abocas a dos afirmaciones perversas: o todo lo que hace el hombre es bueno o, si hace algo malo, la culpa es del sistema o de los otros (los cuales, por lo visto, no deben ser hombres, porque, si lo fueran, serían buenísimos).

Según tú, yo soy muy bueno, pero, claro, si  llevas dientes de oro, me tientas y te los tengo que arrancar. La culpa es de la desigualdad económica, no mía. El sistema económico me explota y, entonces, me quedo vacío y me drogo y cuando tengo el mono, tengo que robar, pero son culpables los otros por contribuir como asquerosos burgueses a esta sociedad alienante y explotadora (ya se sabe que ser burgués es malísimo: ni se le ocurra a usted ser burgués). La culpa la tiene no el inocente buenapersona que comete los delitos, sino la sociedad que lo provoca: el violador es bueno, pero la pornografía y las mujeres lo provocan con tanto tanga y tanta minifalda; el ladrón es bueno, pero las ricachonas lo provocan; los okupas son buenos, pero los propietarios los provocan con sus tres viviendas; el infiel es en realidad fiel, pero la sociedad lo vuelve infiel ofreciéndole tantas tías buenorras; si los anticlericales quemaban iglesias, la culpa es de la Iglesia, que es malísima. En fin, Rousseau, que eres tonto.

17 comentarios:

Er Tato dijo...

Hombre, Jesús, que un mal día lo tiene cualquiera... Seguro que el día que escribió todo eso le habían hecho alguna putada a Rousseau y le echó la culpa a los demás. Como hacemos casi todos, por otra parte. Somos así de soberbios.

Saludos

X dijo...

Jajaja. Nunca me he llevado bien con los filósofos (al menos, con los tres que estudié más a fondo en COU, hace demasiados años), entre los cuales se halla el bueno de Rousseau, pero voy a romper una lanza en su favor, aunque sea en su misma cabeza: él propuso que el hombre era bueno por naturaleza y era el vivir en sociedad lo que lo pervertía. Eso no significa que el violador, el yonki, el infiel, el ladrón y los okupas sean buenos, sino que nacieron buenos. Vamos, y yo preferiría pensar eso (si creyera en esa gilipollez del bueno/malo) antes que pensar que todos estos ya eran así de nacimiento. Bueno, algún bebé sí que nace yonki, pero eso es culpa de las madres.

Dicho lo cual, el Rousseau era un inocentón. Pero que la sociedad es cabrona y crea monstruos, en eso el hombre tenía más razón que un santo.

Un saludo.

Unknown dijo...

" Excusatio non petita,
accusatio manifesta ".

Un abrazo.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
¿No fue Rousseau el que diseñó los dibujos animados de la Heidi, que era buenísima porque vivía solica allá por los "andurriales" (Ridao)nevados, brincando con las cabras y refocilando con el Pedrico? Luego, claro, se fue a Frankfurt (alleimagne zeitun)y se encontró con la perversión urbanita representada por la malísima (e incomprendida, ay) señorita Rottenmeyer.
¡Ay, estos suizos, siempre tan petisuisos!
1 neutonio sin chocolate, que estoy a dieta, y sin queso, que me da asco, pero con puntualidad relojera helvética.

(¡Qué rollero y pesado soy, jolines!) Perdón

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Perdone usted pero no me resisto a entrar de nuevo a su blog y es que se me ha ocurrido (falsa o no falsa modestia, que no lo sé) una brillante idea publicitaria cuando estaba participando en otro blog.

"La corrupción está en tus manos: abórtala"

A lo mejor los políticos se conciencian y abortan cualquier embrión de amiguismo, comisiones, 3%, prevariciones y demás a la primera semana de gestación.


Si considera usted que es una necedad, tacha este comentario.

1 neutonio

José Miguel Ridao dijo...

Coño, Jesús, pues anda que no hay que tener cuidado al hablar. Seguro que Rousseau no esperaba una crítica como ésa, con el prestigio que tuvo. Menos mal que yo, como no soy prestigioso y mis sentencias no tienen alcance, me libro del vapuleo. No creo que Rousseau fuera tonto; en cualquier caso podía estar equivocado, y es una simplificación extraer conclusiones de una frase tan corta, sujeta además a muchas interpretaciones. Yo, por mi parte, no creo que exista un "gen de la maldad", aunque quién sabe...

Un abrazo, compañero.

El alegre "opinador" dijo...

Jesús... Igual el pobre Rousseau se refería justo justo al momento de nacer y poco más... Los niños chicos son muy buenecitos... Luego descubren que son diferentes a los demás y ahí la jodimos. Descubren que lo "mío" es diferente de lo "tuyo", pero lo "tuyo" me gusta más y quiero que también sea "mío", pero sin que nadie me quite lo "mío"... Y ves, ya está liada la pajarraca.
Un abrazo.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

No sólo era un majadero sino que el totalitarismo del siglo XX procede en gran medida de Rousseau. Era, además, una mala persona. Entre otras cosas abandonó a sus hijos en un hospicio pera dedicarse a vivir su vida (ojo, en un hospicio del siglo XVIII, donde la mortalidad era espantosa). Para conocer esto, y otras maravillas, es muy conveniente leer el capitulo que le dedica Paul Johnson en su obra Intelectuales. ¡Qué poco representa como pensador y hombre de letras al lado de Montesquieu, Burke o Tocqueville!.

Vale.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Tato, oyéndote hablar con tanta sensatez, ya me estoy arrepintiendo de la mala leche que he puesto en esta entrada. Gracias por llamarme a la moderación. Saludos.

X, pues tienes razón. Una cosa es decir que nacemos buenos y otra que el ladrón sea bueno. Gracias por la distinción tan bien expuesta. De todos modos, el afirmar que nacemos buenos abre la puerta a calificar de víctima al ladrón y de verdugo al que tiene el reloj de oro. En fin, todo muy complejo. Un saludo.

Ramón, ¡eso es! Quizá él quería liberarse de toda responsabilidad de sus actos y por eso se cargó el pecado original. Un abrazo.

Dyhego, no sé si él fue el de la Heidi. Para mí que no, pero sí fue el del mito del buen salvaje frente a la corrupta civilización y, como usted muy bien explica, la Heidi encaja en ese mito. Nunca se me había ocurrido. Un neutonio con chocolate.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, desde luego si lo que busca la publicidad es llamar la atención, su lema publicitario la llama. Así que lo felicito.

Ridao, no le he leído a usted ninguna afirmación que mereciese mi insulto. Reconozco que me he pasado tres pueblos con el bueno de Rousseau. Eso sí, esa frasecita no era una frasecita, sino la médula de su pensamiento. Un abrazo incondicional, compañero.

Alegre opinador, pues tienes razón. Nacemos buenos, quizá quiso decir eso, pero la vida nos pone muchas tentaciones. Para seguir siendo bueno, habría que eliminar las tentaciones. Y ser bueno si no hay tentaciones no es ser bueno, sino no poder ser malo. Y lo de la pajarraca me ha encantado.

Gómez de Lesaca, ¡por fin alguien que me comprende! Tienes más razón que un santo: ¿cómo es posible que Rousseau haya influido tanto y en cambio a Tocqueville o Montesquieu los lee tan poca gente? Un abrazo.

José María JURADO dijo...

Hombre, Jesús, Rosseau era un excelente escritor, te recomiendo sus CONFESIONES, como dijo Auden de Claudel, pero al revés, se salvará porque escribía bien.

Jesús Cotta Lobato dijo...

JMJ, si es que soy un bocazas. No me las he leído, pero por recomendármelas tú, me las leeré. Un abrazo.

LFU dijo...

Rousseau, ese hombre nefasto, fue quien estableció que la justicia y la verdad no eran categorías permanentes de razón, sino que eran, en cada instante, decisiones de voluntad. De ahí el fracaso del sistema liberal en su empeño en sacralizar la voluntad popular......

Jesús Cotta Lobato dijo...

LFU, por desgracia todavía hay mucha gente deudora de Rousseau que piensa que en democracia se puede votar cualquier aberración si el pueblo así lo decide, porque, como bien dices, la verdad no existe: sólo la voluntad popular, que, por cierto, casi siempre está manipulada. Eso es la muerte de los Derechos Humanos y el aplastamiento de las minorías. Un abrazo.

reyvindiko dijo...

Tengo cuatro hijos como cuatro soles, pero un niño es la criatura más insolidaria, interesada y egoísta que existe, sólo machacando educativamente se consigue meterles los valores que acaben con esa ¿bondad rousseauiana?.
Mete a 10 niños inmaculados y ajenos a la sociedad en una habitación con un solo caramelo y verás lo que pasa. Hasta muertos puede haber.

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Jesús, pareces la reencarnación de Leibniz, lo cual es magnífico.

Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reyvindiko, precisamente lo bueno de los niños es su capacidad de aprender el bien, no su bien innato, como muy bien explicas. Y, en efecto, tus hijos son cuatro soles. Un beso.

Rubén, nunca me habían dicho un piropo filosófico. Volveré a Leibniz.