viernes, 23 de abril de 2010

Gracias, maestro

El bloguero de Los mercuriales, cuyos aforismos recomiendo vivamente, ha tenido la esplendidez de invitarme dos veces a los toros ¡y en tendido de sombra en la Real Maestranza!

No soy un entendido en la fiesta, pero sí que me gustan los toros. Tiene lo mejor de lo aristocrático y lo popular. Nada de megáfonos y paneles digitales. El lenguaje es olé, pañuelo blanco, silbidos, aplausos, trompetas, la orquesta y en el centro de todo un hombre jugándose la vida con la gracia y elegancia de un dios. Y entonces el lenguaje es el silencio.

Y luego están los toreros. El martes pasado Manzanares y el Juli torearon con empaque, bemoles y despacito. Grandes y rotundos. Me olvidé de todo lo rutinario y ordinario, de lo anodino y descafeinado, de lo cotidiana que es la vida. Pero no quiero hablar mucho de esto porque no tengo la holgura suficiente para hablar en poesía y filosofía de este asunto que me fascina y me desborda. Se lo dejo a los entendidos como José María Jurado o Gómez de Lesaca.

Y a José Manuel Gómez, gracias, maestro.

Y feliz día del libro a todos.

9 comentarios:

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Muchas gracias por tu consideración.

¡Ya me gustaría ser un entendido! pero sólo soy un aficionado y un estudioso a un niveles bien modestos.

Ahora bien, la tauromaquia es de las cosas que más me gustan del mundo.

Tus apreciaciones son absolutamente ciertas.

La euforia que se experimenta al ir a los toros, y en los toros, es algo inigualable.

¡Cuidado amigo Cotta!. Una vez que se siente la llamada de todo esto ya no hay remedio. Es algo que viene de muy lejos.


Vale

JESUS FIDELIS dijo...

A mi también me gustan los toros.
El ambiente de una plaza de toros, tiene algo de atávico.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gómez de Lesaca, me temo que yo ya estoy herido por eso que, como tan bien dices, viene de muy lejos. Ego valeo si tu vales.

Jesús, más que atávico, yo diría atemporal. Un abrazo.

lolo dijo...

Escuchar el silencio de la Maestranza... No hace falta entender de toros. Se sienten, con todos los sentidos se sienten.
Lo has explicado de pecaíto. Qué suerte.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, ese silencio es lo mejor. El torero entonces está en el centro de la pupila de Dios.

Anónimo dijo...

Ya tenemos un poema. Ole.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Hoy no le comento a usted nada pero dejo constancia de mi paso por aquí.
1 neutonio

Jesús Cotta Lobato dijo...

Anónimo, ese ole me ha animado a intentar un poema. Gracias.

Dyhego, incluso para no comentar es usted gracioso y gentil. Sus neutonios me sientan muy bien.

José María JURADO dijo...

Debes hacer un poema.

Qué alegre noticia.

Un abrazo.