Y estoy tan contento, que pongo a continuación una de las entradas que salen en Apuntes y fuegos
La luenga cabellera
Por increíble que parezca, una hirsuta maraña de pelo negro, afro, crespo, brillante, impenetrable, recubría mi cráneo hoy reluciente. ¡Qué días aquellos en que me zambullía en el mar y el agua no lograba empapar la selva! Tan sólo la perlaba por fuera, como si el pelo fuera de plástico. Yo no podía decir aquello de "Mi pelo al viento", porque ni los vendavales podían revolvérmelo. Si uno me tocaba la cabeza, la mano le salía disparada por los muelles recios de mis rizos. Tan indomeñables eran, que peinarme y dar a aquella pelambre una forma presentable era un tormento matutino que yo sólo solucionaba pelándome a lo bestia.
Bueno, me pelaba mi madre y, cuando lo hacía, siempre decía que yo era el único de sus seis hijos varones que nunca se iba a quedar calvo. Tenía en la coronilla una islita de pelo rubio que nunca llegué a verme pero que todos me señalaban como una rareza.
Ahora esos pelos se han ido, allí, donde habiten los pelos, en los vastos jardines sin aurora. Ubi sunt? ¡Dalila se los llevó para siempre! Aún hoy, cuando me ducho cada mañana, conservo la costumbre de llevarme las manos a la cabeza para facilitarle el paso al agua en la maraña y sólo encuentro este cráneo, prefiguración de la muerte. Sólo me queda el consuelo de que mi cabeza no será nunca el locus amoenus de los piojos.
Y hablando de piojos, ¡atención, padres y madres!, mi amigo Felipe ha encontrado el remedio definitivo contra ellos: pasar la aspiradora por toda la cabeza durante quince días seguidos. Es infalible. Nada de lociones ni rapamientos.
Bueno, me pelaba mi madre y, cuando lo hacía, siempre decía que yo era el único de sus seis hijos varones que nunca se iba a quedar calvo. Tenía en la coronilla una islita de pelo rubio que nunca llegué a verme pero que todos me señalaban como una rareza.
Ahora esos pelos se han ido, allí, donde habiten los pelos, en los vastos jardines sin aurora. Ubi sunt? ¡Dalila se los llevó para siempre! Aún hoy, cuando me ducho cada mañana, conservo la costumbre de llevarme las manos a la cabeza para facilitarle el paso al agua en la maraña y sólo encuentro este cráneo, prefiguración de la muerte. Sólo me queda el consuelo de que mi cabeza no será nunca el locus amoenus de los piojos.
Y hablando de piojos, ¡atención, padres y madres!, mi amigo Felipe ha encontrado el remedio definitivo contra ellos: pasar la aspiradora por toda la cabeza durante quince días seguidos. Es infalible. Nada de lociones ni rapamientos.
15 comentarios:
Allí nos veremos... y no olvides peinarte, que sé de algunas féminas que están deseando conocerte.
Me alegrará verte. Y, cáspita, qué responsabilidad. Me siento condenado a defraudarlas. Me compraré una peluca.
Enhorabunea a todos.
Por cierto, estas más guapo sin pelo, más lúcido, más brillante.
Ahora no tienes ningún pelo de tonto.
Por otro lado, eres capaz de llevar un peluca a la presentación? Sería un puntazo.
Un abrazo.
El pelo no se llevó lo más importante: tu gesto de poeta.
Imagino que debe de ser siempre muy extraño ver un libro impreso con lo qué uno ha escrito.
Que lo disfrutes
Allí nos veremos, y tú estás guapo de todas maneras, con pelo y sin él, que lo sepas, hala.
Sí, allí nos veremos, que servidor también irá.
Un fuerte abrazo.
Viajaré allí donde habiten tus pelos por si también ellos andan escribiendo con los ángeles.
Mal día para poner esta foto, casi ni se mira la portada del libro. Pero tú, tampoco, necesitas publicidad.
No me digas que no es peazo piropo el de hoy.
Ramón, no se me había ocurrido lo del pelo de tonto. Lo explotaré. En cuanto a la peluca, no, no tengo valor. Un abrazo.
Blimunda, ese gesto que dices, si lo tengo, lo heredé del cielo y no es mío y por eso tengo que mostrarme digno de él, para dárselo a los demás. Un beso.
Aurora, eres un sol. Allí nos veremos y a ver si nos emborrachamos un poco, a tu salud.
Juanma, será un placer volver a saludarte.
Lolo, imprimo y enmarco, para cuando esté bajo de ánimos. Nunca fue caballero de damas tan bien servido.
Pasadlo muy bien, saluda a todos de mi parte y muy buena suerte. Me acordaré mucho de vosotros.
Un beso.
Olga, lástima que Hispalis y Caesaragusta estén tan lejos. Un beso.
Enhorabuena Jesús! A ver para cuando por los madriles.
Un beso
PD: Alucinante la foto con pelo! Dos looks para el Chamán de Canora.
Pues estoy jodido, ya es demasiado tarde para acudir.
Me hubiese gustado me dedicaras el primer libro tuyo que llegó a mi casa el pasado 26 de septiembre.
Otra vez será, un abrazo
Elena, para los Madriles quizá pronto y será un placer conocerte.
No cogé ventaja, Sevilla es muy pequeña y seguro que un día me reconoces por la calle. Un abrazo.
DON EPIFANIO:
Espero que la presentación fuese todo un éxito.
10 neutonios.
Dyhego, a ver si cuento algo de eso mañana.
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