martes, 29 de marzo de 2011

Qué cambios he percibido hasta este undécimo día sin fumar. Ocho más y dos menos

1. Tengo más apetito.
2. Tengo más sueño.
3. Tengo más fuelle.
4. Tengo más energías.
5. Tengo más libido y más potencia sexual.
6. Tengo más libertad y más tiempo.
7. Ya no tengo manchas en los dedos.
8. Tengo los dientes más blancos.

Pero
9. Me expreso peor. No encuentro las palabras.
10. Escribo menos.

Por ahora.

21 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Por ahora. Efectivamente.

Fernando Moral dijo...

Pues sí, el por ahora te salva, porque para mi gusto la balanza se inclina (siento ser abogado del diablo) hacia el 9 y el 10. Pero bueno, como ya dices es cuestión de tiempo y de cambiar las costumbres -o tempora o mores- ;)

Un abrazo.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
1. ¿Más apetito sexual?
2. ¿Más sueños eróticos?
3. ¿Más follisqueo?
4. ¿Más energía sexual?
5. ¿Aún más libido y más potencia sexual.
6. ¿Más libertad y tiempo para lo anterior?
7. ¿Los dedos más ágiles...?
8. ¿Dientes más lascivos?

Pero
9. ¿No encuentra usted palabras para... ején...? (¡Pero si las palabras sobran en esos momentos!)
10. Escribo menos, porque está usted más atareado...

¿Ve usted como dejar de fumar tiene muchos beneficios...?

(No se me enfade usted por la procacidad).

50 neutonios bromúricos

E. G-Máiquez dijo...

Un admirado amigo común volvió a fumar por su literatura. En cierto sentido, es un mártir. Viendo las ventajas de tu nueva situación, si volvieses por tu poesía, serías doblemente heroico.

A ver si vuelve la escritura, sin necesidad de humos. Suerte.

Jesús Cotta Lobato dijo...

María Jesús, ese "por ahora" me da esperanzas.

Fernando, Dios te oiga. Eso es lo que yo quiero: cambiar mis costumbres. Espero que mi vocación de escritor se imponga sobre mi necesidad de fumar.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, me he reído con su versión de mi entrada. Espero que tenga usted toda la razón y la causa de no escribir sea que tengo la cabeza llena de amor. Reciba usted mis neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Enrique, no quiero ni pensar en la posibilidad de no poder escribir sin fumar, pero ten por seguro que si eso ocurriera, volvería a fumar y a sentirme otra vez atormentado. Recibe mi abrazo y gracias por tus ánimos.

lolo dijo...

Caray, en once días. Dejarás los ordinales, ya verás.

Helena dijo...

¡Venga Jesús! ¡Tú puedes! Dentro de un tiempo cuando leas estas entradas te reirás y te sentirás orgulloso!
Porque estas son de esas entradas que se releen!
Un saludo!
A ver si me paso por el Martínez a saludar!!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, espero dejar los numerales pronto. Ojalá.

Helena, me encantaría, cuando relea esta entrada, comprobar que sí que puedo escribir sin fumar.

Alejandro Muñoz dijo...

Y no es por desanimar, pero dentro de unos días tendrás más kilos.

Al menos te pasará igual que a mí cuando lo dejé, que no me vino mal rellenarme un poquito.

Un abrazo y ánimo... que a ti es imposible que te abndone la inspiración.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alejandro, los kilos sean bienvenidos. Pero, Dios te oiga, que no me abandone la inspiración por falta de nicotina. Un abrazo.

Granito dijo...

Yo ya víví esto una vez, esa es la trampa de la nicotina, que no se sabe cómo envía estos mensajes:

"No escribiré igual", "perderé la alegría", aAlgo ha cambiado en mi para peor", "no seré el mismo", etc...

Pero curiosamente contra los cambios REALES físicos no puede luchar, lo que demuestra que todo está en la mente. Todo son ideas falsas que la mente-nicotina construye contra la mente-REAL, por supuesto que uno es y será el mismo, el mismo pero libre, ¿hace falta recordar a Erich Frömm...? ¿cuántos esclavos en los campos de algodón tenían "miedo a la libertad"?

Riámonos ya de cuánto te reirás de todo esto cuándo seas libre del todo.

Saludos.
Pedro
(Voy tras tus pasos, sigo con mi fecha, ya te contaré)

Jesús Beades dijo...

En mi caso es aún peor, en cierto sentido, y mejor en otro. Me explico: mi hábito de fumar es muy diferente del de los cigarrillos, pues la pipa me atrajo desde el principio de manera estética. Me encantan las pipas, la foto de Tolkien encendiéndola, envuelto en una nube de humo, la cerilla, el contraluz. Luego Bilbo, y Gandalf y la madre que los parió. Llegó un momento en que no podía imaginarme cómo un escritor podía no fumar en pipa. Así van dieciocho años de fumdador en pipa, soy hasta de un club de pipómanos. Y las pipas me siguen gustando mucho. Pero incluso con el reducido hábito mío -durante el día no suelo fumar, entre semana- también es una adicción, pues ahora mismo estoy fumando en pipa, y este momento de ver los blogs y leer algo en la pantalla ya no lo imagino sin pipa. Ni los descansos entre pase y pase en los conciertos, con el cubata. Ni las conversaciones con otros fumadores de pipa, tranquilos, conjeturales y nocturnos. No me lo imagino. Pero es verdad que muchas veces tengo ganas de dejarlo, por aquello de no depender psicológicamente tanto (eso de salir de casa, y tener que llevar tabaco "por si acaso"), cargar con los avíos, el mal olor y sabor, las toses...
Así que estoy leyendo estas entradas tuyas con mucho interés (incluso esa que no acabas de publicar pero que el Reader -que lo sepas- me la ha mostrado ya tres veces).
En fin, no hay solución buena. Sé que muchos dirán "sí, siempre es mejor dejar de fumar", pero yo tampoco me imagino escribiendo o leyendo o conversando con el vaso de whisky, sin la pipa. Y sé que es posible, por todos esos no fumadores que leen, conversan y beben. Pero no es lo mismo ser no fumador, que ex-fumador. Es muy distinto. Falta algo, y no sé si habrá un momento en que no falte.

Siento no ser más animoso para tu propósito. Sólo te puedo decir que entiendo que se quiera dejar el cigarrillo, porque es una modalidad del fumar degradada y un tanto asquerosilla, comparada con el cigarro (puro), y la pipa. También es verdad que parece más difícil de dejar. Te recomiendo el libro de Murakami "De que hablo cuando hablo de correr", que cuenta su experiencia como corredor de fondo, y hay un momento en que habla de su relación con el tabaco, y cuándo lo dejó. Al leerlo, parece más posible y más fácil.

Jesús Beades dijo...

Ah, si nos tomamos una cerveza en una presentación de algún libro, si te es de ayuda no fumaré. Los fumadores en pipa podemos abstenernos con más facilidad :)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Granito, tus comentarios últimos son para mí una inyección de vitalidad. ¡Qué bien has discernido los argumentos nicotínicos de los hechos reales! Me río desde ya y te envío mi fuerza y mi risa para tu gran día. Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jesús, mi tocayo, acabas de definir muy bien la sensación que tengo de que me falta algo. Es una sensación que me acompañará siempre por ser exfumador. El tabaco es un placer insustituible. Es cierto que produce una adicción terrible, pero no deja de ser un placer. Como exfumador, lo echaré siempre de menos y estaré siempre tentado de caer en la tentación, porque no es lo mismo abstenerse de lo que no has probado que abstenerse de lo que has probado y te encantó. Eso lo sabemos tú y yo bien. Por todo ello, mi plan es cambiar de vida y de hábito. Mi plan no es sólo dejar el tabaco. Es dejar muchas cosas y adoptar otras. De eso tengo también que hablar. Un abrazo, amigo, y nos falta esa cerveza.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jesús, por cierto, yo pensaba que esa entrada mía publicada por error se la había comido la nada cibernética ¡y resulta que la has leído! En fin, una cura de humildad.

Anónimo dijo...

Lo grave sería que no te ocurrieran todas esas cosas ¿no?
Quiero decir que es lo normal cuando se deja de fumar
Abrazo solidario :-)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Umpa Lumpa, sí, supongo que eso es lo normal. ¡Pero yo había perdido la costumbre! Gracias por tus ánimos, tu interés y tu compañía.

Jesús Beades dijo...

Jesús, cuando escribas borradores, te recomiendo el word o algo así, y sólo cuando lo vayas a publicar, pásalo a blogger. O le das a "guardar borrador", y así no sale, creo.

Un abrazo (con la pipa en la boca, pero con ganas otra vez de dejarlo, por tu culpa, je).