lunes, 27 de enero de 2014

Amor, Dios y poesía

El sábado me fui de excursión en bici a Aracena con mi amigo José Manuel. Los lugareños, pródigos en explicaciones, nos indicaron el camino de las bicis. Estaba el suelo alfombrado de césped y de las hojas doradas de los castaños, que se alzaban, junto con los alcornoques, a ambos lados del camino apuntando al cielo, como yo. El camino serpenteaba subiendo y bajando en medio de un paisaje arbóreo, montañés, verdiocre y verdiáureo por abajo y blanquiazul purísimo por arriba.

La bici que José Manuel me prestó es una bici élfica: resistente y ligera. Aéreo y anclado a los pedales, yo iba a bordo de un pájaro, aunque el camino era a veces más piedra que tierra. Me di cuenta de que necesitaba un casco, porque para aquellas peñas mi mollera era un cascarón de huevo. Declamé volandero y a pleno pulmón la Noche Oscura de nuestro San Juan de la Cruz, para que se enteraran las gallinas, los cerdos, los perros, las ovejas, los patos, los pájaros, y así llegamos, después de perdernos varias veces, hasta el pueblo de Los Marines, donde comimos al sol, en la plaza, junto a Nuestra Señora de Gracia, que la repartía a manos llenas. Y de allí ya repuestos salimos de nuevo a volar por los caminos solitarios y fértiles y saludé a un águila que andaba buscando el antebrazo de un ángel cetrero. Cada vez que José Manuel silbaba amistoso, los perros del camino dejaban de ladrar y movían el rabo. Y así regresamos a Aracena, que nos recibió de nuevo con su castillo templario y su iglesia fortaleza en lo alto.

Ayer,en fin, recogí del suelo varias castañas y bellotas, hice a mi amigo varias confidencias y, sobre todo, me pasé el día dando gracias a Dios por tanta belleza y diciéndome que solo para tener alguien a quien darle las gracias por todo eso, Él tenía que existir. Luego llegué feliz y tonificado

adonde me esperaba 
quien yo bien me sabía 
en parte donde nadie parecía.

Dios, amor y poesía, que en el fondo son lo mismo, presidieron el día de ayer. Ojalá sigan presidiendo lo que me queda de vida.

4 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Espero que esos días tan redondos se sucedan cíclicamente.
25 neutonios bicíclicos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Estos neutonios suyos me han venido especialmente bien, por bicíclicos. Reciba usted los míos.

Anónimo dijo...

Eres un hombre feliz. Feliz y agradecido, y eso es algo maravilloso. Me alegro mucho por ti.

Has volado tan alto, tan alto,
que le has dado a la caza alcance.

Un abrazo


Rafa

Benjamín dijo...

No sé si es la dudosa luz del aula, si es la tiniebla trabajosa del despacho, que horada el fluorescente con su resplandor, lento y triste, pero en todo caso, cuánta hambre de luz y de presencia me suscita esta estampa, locuaz y colorista, este otoñal festín divino...