viernes, 11 de abril de 2014

Por si no ha quedado claro

Mientras que muchas películas actuales ponen a él y a ella a hacer cositas en una escena y te ponen varios enfoques y varias posturas por si no ha quedado claro que están jugando a los médicos, las películas antiguas eran mucho más delicadas e ingeniosas para darnos a entender que entre dos personajes había surgido la chispa de lo erótico. Por ejemplo, en La reina de África, ¿cómo averiguamos que la remilgada señorita encarnada por Katharine Hepburn y el bohemio personaje encarnado por Humphrey Bogart han dormido juntos esa noche? Porque se miran durante unos segundos con amor y deseo, mientras anochece, y la siguiente escena nos muestra a él durmiendo aún con un rictus feliz en una yacija donde claramente, hasta hace un momento, había otra persona, que no es sino ella que aparece en escena para llevarle un té mientras le dice, ruborizada, «toma, querido», en vez de tratarlo de usted como antes.

Lo digo más extensamente en El Cotidiano.

¿Y cómo no agradecer a Antonio Rivero Taravillo los generosos elogios que me prodiga en su cuaderno de bitácora? Antonio Rivero siempre me ha dado buenas noticias y buenos regalos. Gracias.

Y os deseo una feliz Semana Santa.

7 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Pero a nadie le amarga un dulce ¿no?
Prefiero ver una escena erótica o incluso porno antes que escenas de casquería aliñada con zumo de tomate.
No obstante, me parecen ridículas esas escenas en las que la cámara tapa torpemente aquellas zonas corporales más estimulantes. ¿Y qué me dice usted de esas escenas en las que ella sale de la cama con el sujetador puesto o se tapa con la sábana?
Soy de la opinión de que esas escenas o se hacen o no se hacen. Y si es erotismo, que no sea ridículo.
25 neutonios cinematográficos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, pues opino exactamente lo mismo que usted, solo que me gustaría que el dulce ese que no amarga estuviese mejor hecho. 25 neutonios africanos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Se me olvidaba decirle que me he reído mucho con su comentario de la sábana.

José Manuel Gómez Fernández dijo...

Querido Jesús:

Hemos escrito del mismo tema. Te paso el enlace a mi blog:

http://losmercuriales.blogspot.com.es/2014/04/videos-erraticos.html

Creo que tenemos las mentes conectadas o algo de eso. Un abrazo.

Vicente dijo...

Querido Jesús, has traido a colación un tema que me fascina.
Ernst Lubitsch decía que no hay nada más erótico que una puerta cerrada. Lo fácil es sacar carne en abundancia. Sugerirlo sin apenas mostar nada, no está al alcance mas que de los maestros. Yo no he visto la segunda version de "El cartero siempre llama dos veces", pero se que tiene alguna que otra tórrida escena. En la primera versión de Lana Turner y John Garfield, la aparición de aquélla en escena tiene uan carga erótica intensa y se trata de una pelota que rueda hasta sus pies y la cámara asciende por sus interminables piernas hasta que se nos la muestra de cuerpo entero. ¿Recuerdas una de las pocas escenas de sexo de Woody Allen? Es en Mach Point. No se puede mostrar más pasión enseñando menos. Pero para eso hay que ser un genio y los genios no abundan.

Jesús Cotta Lobato dijo...

José Manuel, somos escritores muy parecidos. Ahora mismo paso a leerte, que seguro que has sido más fino que yo. Un abrazo, amigo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Vicente, se me olvidaba añadir esa razón tan sabia que aduces: el contraste entre la genialidad y la burrada. Gracias. Ahora mismo voy a buscar Match point, que no me acuerdo de la escena. Ex corde, Cotta