Dos eran las mordazas que la mujer sufría en época de santa Teresa: la honra y el varón. Las dos mordazas las rompe Teresa con gracia y contundencia.
Al varón lo conoce bien. Tuvo siete hermanos varones que tuvieron muchos líos de faldas e hijos ilegítimos y todas esas desgracias no las sufrían ellos, sino ellas.
En cuanto a la honra, ella se rebeló siempre contra esa estupidez de que una persona dependiera de lo que dijesen de ella los demás, sobre todo teniendo en cuenta que la honra de la mujer era muchísimo más frágil que la del varón. Ella siempre critica esa negra honra que corta las alas e impide la acción. Siempre prefirió la virtud a la honra. Y se divierte pregonando sus defectos para librarse del amor a esa negra honra que le inculcaron de niña.
De ella dijeron de todo, incluso que la vieron liada en un carro con su fraile favorito. Hoy las revistas del corazón no habrían dejado de acosarla. Y su desprecio por la honra tiene en su caso mucho más mérito que ahora, porque ahora una habladuría te puede hacer vender más discos, pero antes te llevaba a la Inquisición.
A Teresa no la tragaban muchos varones de entonces ni la entienden muchos varones de ahora. Los de antes porque era más lista que ellos y los de ahora porque es monja. Por eso antes los varones relacionaban sus éxtasis con el demonio y los de ahora con el sexo.
Las mujeres, sin embargo, se llevan bien con ella.
Gracias, Teresa, por ser tan grande sin querer.
4 comentarios:
Gracias! La vida y personalidad de Santa Teresa, a parte de ser apasionante, me divierten mucho. Lo que se pierden los que no la entienden.
Gracias por aportarnos datos nuevos sobre esta señora. Ahora la miro con otros ojos.
Ya voy por la mitad de su libro, el del Poeta y el Caballero.
25 neutonios teresiánicos.
Varenka, como ella decía, un santo triste es un triste santo. Buen fin de semana.
Don Dyhego, espero no haberlo contaminado a usted de mí con ambos libros. Le deseo a usted un hermoso fin de semana. 25 neutonios carmelíticos
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