domingo, 7 de febrero de 2016

Un pincel con mi pelo

Nunca olvidaré el día en que quise inaugurar la acuarela que me regalaron por mi primera comunión y no encontraba pincel por ninguna parte y he aquí que madre me hizo uno con unos palillos de dientes y un mechón de mi pelo entonces copioso.

Nunca he dibujado tan bien como aquel día. Desde entonces no hago más que dibujar  a mi madre en mi imaginación con los colores más frescos y transparentes de todas las acuarelas, joven, sonriente, hacendosa entre las flores que huelen a ella.


4 comentarios:

Dyhego dijo...

Una buena inspiración, sin duda, don Epifanio.
25 neutonios pincela2.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reciba mis neutonios más alegres, don Dyhego.

Alea dijo...

¡Qué bonito, Jesús!Esos recuerdos de la infancia perduran siempre.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alea, ahora que lo dices, me parece más bonito aún.