Hace muchos años que me liberé de la inercia de ver la tele antes de dormir, pero luego caí en la inercia de bichear por Internet saltando de un sitio a otro y leyendo oblicuamente. Quizá otros se sientan a gusto leyendo en la Red todo lo que ella nos ofrece, que es mucho, pero, en mi caso, me dispersaba, me hacía ir por aquí y por allá, de modo inconexo y fragmentario.
Así que ahora que he vuelto a la paz de la lectura serena y profunda, me siento como un patriarca que lee a Homero mientras en mi huerto crecen los árboles por la noche.
Teniendo en cuenta que tengo en mi biblioteca más libros de los que me va a dar tiempo a leer en esta vida, lo mejor que puedo hacer es volver a las buenas costumbres.
Recomiendo volver a este diálogo con los sabios que nos han precedido. Es de las mejores cosas que se pueden hacer entre la cena y la cama.
Si después de una cena frugal y sana y de leer un buen libro, te vas a la cama en buena compañía, ¿qué más le puedes pedir a la vida? ¿Cómo no vas a dar gracias?
3 comentarios:
Hola Jesús, también estoy en ello y poco a poco lo estoy consiguiendo. Desconectar cualquier aparato y leer en libro, como antes. Recuerdo que esa interacción entre el libro y yo me hacía más feliz. En mi caso me pierdo menos y me centro más en lo que leo y a quién leo y hasta imaginar, imagino de otra manera.
Bonito título.
Saludos
Don Epifanio:
¡esto parece un bloguicidio!
No obstante, es una buena medida. A ver si me la aplico.
25 neutonios lectivos.
LNJ, ya me siento menos solo en mi nueva vida libre de máquinas. Un saludo
Don Dyhego, el día es muy largo y hay tiempo para el blog. 25 neutonios blogueros
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