Hace unos años los alumnos de la ESO que no escogían religión daban una asignatura denominada cultura religiosa que no se podía evaluar. Por eso, en esas clases los alumnos se ponían a estudiar o a ver pelis, porque ni contaba para la nota ni la impartían profesores especializados ni acudían a ella precisamente los mejores alumnos, porque la escogían, en general, los que no querían hacer nada.
Durante dos años me la endosaron a mí. Un curso de tercero de ESO de treinta alumnos a última hora. El purgatorio debe ser bastante parecido a eso.
El primer día de clase les dije que utilizaríamos un manual y que habría exámenes y clases normales y que, como el nombre de la asignatura indicaba, daríamos todas las religiones, empezando por la griega, siguiendo por la judía, la cristiana, la musulmana y las que me diese tiempo.
Ellos protestaron a gritos. Uno se levantó indignado y dijo:
-O sea, que me apunto aquí para no dar religión y ¿ahora tengo que dar todas las religiones?
-SÍ, EXACTAMENTE ESO ES LO QUE VAS A HACER.
-Pues entonces me borro de esto y me voy a reli.
-Eso es precisamente lo que tienes que hacer. El cura que da religión es estupendo, es especialista en la asignatura y os lleva a muchas excursiones. Quien se quede conmigo va a trabajar más y no lo voy a llevar a ninguna excursión.
Siempre se me pasaban a religión al menos diez alumnos el primer día de clase. Y todos tan contentos: el cura, ellos y yo.
12 comentarios:
Me encanta.
José María, y a mí me encanta contarlo. Un abrazo.
Don Epifanio:
sigo pensado que la religión debería estar fuera de las aulas, en las parroquias.
25 neutonios estudiantiles.
Don Dyhego, yo más bien creo que lo que debería estar fuera de los institutos es la educación física. Debería estar en los gimnasios.
25 neutonios estudiantiles
Yo pienso que la salud espiritual se puede obtener fuera de la religión, y por tanto ofertar esta asignatura es improcedente y supone un trato de favor para la secta católica (tómese lo de secta con o sin ánimo peyorativo, según la tolerancia de cada uno).
Yo pienso que la salud espiritual se puede obtener fuera de la religión, y por tanto ofertar esta asignatura es improcedente y supone un trato de favor para la secta católica (tómese lo de secta con o sin ánimo peyorativo, según la tolerancia de cada uno).
José Miguel, si la salud espiritual es el criterio para ofertar asignaturas, sobran todas, porque esa salud la consigue quien quiere donde quiere.
Por otra parte, creo que utilizas mal el concepto de secta, que, por definición, se refiere a grupos cerrados, con ideas crípticas y estrategias perversas de captación. Nada de eso ocurre en la Iglesia católica, que abre a todos sus templos y su acción religiosa y social y proclama sin vergüenza ni secretos sus creencias.
Además, creo que tampoco usas bien el concepto de tolerancia: si discrepo en el hecho de llamar secta a la iglesia, no es por falta de tolerancia, sino porque es un concepto mal utilizado, como llamar secta a una escuela filosófica o económica.
Por último, decir que ofertar religión católica a los católicos es un trato de favor es como decir que ofertar gimnasia en los institutos es ofertar un trato de favor a los deportistas o a los que están en buena forma física. Si una mayoría de gente pide educación física y religión católica en los institutos (como de hecho ocurre), si además esa gente es la que paga impuestos, si además según la Constitución los padres tienen derecho a educar a sus hijos en sus creencias y si por último según también la COnstitución el Estado debe retirar todos los obstáculos que se opongan al ejercicio de tal derecho, no queda más remedio que concluir que lo improcedente no es ofertar religión católica, sino considerar improcedente su oferta. Un abrazo.
No he dicho que la salud espiritual sea el criterio para ofertar asignaturas; es más, pienso que no debería utilizarse dicho criterio, pero no se me ocurre otro beneficio de ofertar la religión. En cuanto a la secta, hay una acepción no peyorativa que no tiene que ver con ideas crípticas ni proselitismo perverso, sino con el carácter dogmático e infalible de sus líderes, aparte de la ortodoxia de sus postulados. Tu discrepancia no denota intolerancia, sino todo lo contrario, cosa de agradecer.
En cuanto al meollo de la cuestión, la procedencia o no de incluir la religión católica en el currículum, está por ver que haya una mayoria de la población que lo desee, yo no lo percibo así, y vivo en un entorno de gente creyente, y muchos de ellos me han dicho que la educación en religión que se imparte en los institutos deja mucho que desear. No sé a qué sacerdote profesor te refieres en tu artículo, pero si es uno que tú y yo conocemos, en mi opinión es un impresentable que pone un 10 a todos sus alumnos por la cara, con el consiguiente perjuicio para la nota de selectividad a los alumnos que no escogen Religión, y que falta a la mitad de las clases. Como ese hay muchos, y hacen un flaco favor a tu postura. En cualquier caso no vamos a hacer un referéndum para las asignaturas que procede incluir, pero tengo claro que la religión debe quedar para el ámbito doméstico, y es mejor para todos que salga de las aulas.
Un abrazo.
José Miguel, no se te ocurre otro beneficio de ofertar religión porque no eres creyente. Pero igual que para ti puede ser importante y vital el acceso a la belleza, al arte, a la música, como lo es para mí, también puede ser para otro el acceso a lo sagrado, al Logos, al creador, y puede ser incluso más importante y necesario que el acceso a los números o a la gimnasia.
Una religión con dogmas y dirigentes que los custodian no es, desde mi punto de vista, una secta, sino eso, una religión. Pero, en fin, esa es una cuestión menor.
Desde que la religión, con la LOMCE, cuenta para nota, ha visto aumentado el número de sus alumnos (que ya era mayor que el de los que no la escogían cuando no contaba para nota). Por otra parte, si hay profesores de religión que no dan bien la asignatura, la solución no es eliminar la única asignatura que los padres eligen voluntariamente, sino exigir a los profesores que cumplan, que impartan un curriculum, que sean estrictos con las notas, etc. Los argumentos, pues, que esgrimes para no ofertarla no van al meollo de la cuestión. También se daba antes muy mal la gimnasia y lo que hemos hecho ha sido dignificarla, no quuitarla del currículo.
Por ejemplo, podríamos estudiar si hay que impartirla en todos los cursos o solo en algunos, igual que casi todas las asignaturas. Pero eliminarla cuando los padres son los padres y los alumnos los que la eligen me parece improcedente.
Un abrazo.
Un último apunte, para no ser pesado: el número de alumnos que elige religión ha aumentado con la LOMCE precisamente porque muchos profesores de religión regalan la nota que ahora cuenta para el acceso a la universidad con el ánimo de defender su asignatura, a la que acceden, no hay que olvidarlo, sin oposición alguna, nombrados a dedo, en un caso flagrante de desigualdad con sus compañeros. A lo mejor no sería mala idea convocar ese referéndum, creo que los resultados te sorprenderían.
Un último apunte, para no ser pesado: el número de alumnos que elige religión ha aumentado con la LOMCE precisamente porque muchos profesores de religión regalan la nota que ahora cuenta para el acceso a la universidad con el ánimo de defender su asignatura, a la que acceden, no hay que olvidarlo, sin oposición alguna, nombrados a dedo, en un caso flagrante de desigualdad con sus compañeros. A lo mejor no sería mala idea convocar ese referéndum, creo que los resultados te sorprenderían.
Entonces, José Miguel, lo mejor es dignificar la profesión de esos profesores y exigir como a todos un rigor. Por otra parte, no extiendas lo que has visto en tu centro a lo que ocurre en los demás centros. Conozco varios centros donde la religión se imparte como antes: con unos contenidos de los que hay que examinarse.
En cuanto a los referendos, estoy de acuerdo en convocarlos siempre que consistan en ampliar libertades, no en restringirlas, porque entonces suponen un uso de la democracia contra la libertad, que es lo que precisamente hacen los regímenes no democráticos.
Un abrazo.
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