Si hubiera un país de clima templado, sin los rigores de las heladas, los monzones y los sirocos, con tantas montañas como ríos y playas, con islas bienaventuradas y un volcán, qué afortunados deberían ser sus habitantes.
Si existiera un país que en sus bosques y villas hubiera acogido a extranjeros del norte y del sur y hubiese asimilado sus artes y costumbres y no solo hubiera hecho suya a Roma la invasora sino que además la hubiera derramado con frailes intrépidos por los cuatro puntos cardinales, qué herencia feliz habrían legado al mundo.
Si existiera un país, y esto sería ya el colmo de la maravilla, con una riqueza incontable de tradiciones, una literatura dos veces milenaria, unas ciudades monumentales, una gente acogedora, unos pintores mundialmente conocidos, una música popular y culta tan variada como bella, unos vinos portentosos y una gastronomía única, sana y colorida, ¿quién no querría irse a vivir allí?
Si hubiera un país cuya lengua hablaran quinientos millones de personas que lo llamaran Madre Patria y donde existieran palabras como amapola, compañero, ruiseñor, Peñíscola, cariño o lubricán, ¿quién no querría que le hablasen de amor o amistad con esas palabras alegres como soles?
Y si existiera un país con una Sagrada Familia y una Giralda y unos pináculos góticos apuntando al infinito y un botafumeiro perfumando el mundo y unos libros con personajes eternos como Amadís, don Juan, la Celestina o don Quijote, qué orgullosos deberían estar sus habitantes y qué natural y bien fundado debería ser allí el patriotismo. ¿Existirá algún país así? ¿Habrá en el mundo alguna nación que haya bendecido con tantos bienes a sus hijos?
2 comentarios:
Don Epifanio:
un bonito país el nuestro. ¡Lástima que pongamos tanto empeño en destruirlo física y políticamente!
25 neutonios latitudinales.
Desde luego, don Dyhego, no es nuestro caso. Me alegro de compartir país con usted. 25 neutonios hispánicos.
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