Pues he aquí que en cierto organismo de cierta universidad española la Ley de la Paridad obliga a que el voto de sus miembros sea paritario. Y dado que se presentaron tres candidatas y un candidato, este tuvo que ser obligatoriamente votado y, claro, retiró su candidatura porque, como persona inteligente y buena que es, quiere ser elegido no por lo que tiene en la entrepierna, sino por lo que tiene en la cabeza.
Así que la Ley de Paridad se ha cargado el concepto mismo de democracia, que consiste precisamente en que se presente a representante quien quiera y en que el representado vote a quien quiera. El color de la piel, la entrepierna, la edad, la religión, etc ni pincha ni corta en este derecho a votar y ser votado que la Ley de Paridad está conculcando.
4 comentarios:
Don Epifanio:
hay gente que cree de buena fe que la discriminación positiva es un buen recurso para llegar a la igualdad entre hombres y mujeres.
Yo no creo en esas medidas porque son injustas desde la base, creo que la igualdad vendrá a través de la educación y de la justicia.
También hay muchos que viven del cuento de la igualdad. Es un buen negocio.
25 neutonios iguales.
Mucho sexo. Y luego me vienen con el género.
Don Dyhego, lo que hay que buscar es la igualdad ante la ley y denunciar cuando no la haya. Las demás igualdades son bastante feas o problemáticas. 25 neutonios iguales
Lolo, pues eso digo yo. ¿No habíamos quedado en que el sexo biológico era lo de menos?
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