De los personajes del evangelio siempre me cayó especialmente bien Claudia Prócula, la esposa de Poncio Pilato. Su intervención es exigua, pero noble y con un toque maravilloso: intentó disuadir a su esposo de condenar a Jesús porque había soñado que era un hombre justo. Y el evangelista consideró su intervención digna de figurar en el evangelio.
Me gusta por varias razones: porque es la única gentil, que yo recuerde, que intervino a favor de Jesús; porque ese impulso le vino a través de un sueño; porque todos los personajes que en el evangelio reciben revelaciones a través de sueños me caen simpáticos: san José, los Reyes Magos y Claudia Prócula; porque es una mujer valiente que se opone a una condena elaborada por varones; porque, frente al mundo de leyes manipuladas y juicios amañados por los enemigos de Jesús, ella enarbola el simpecado de un reino que no dominan los hombres, sino los ángeles: el reino de los sueños; y porque, como ha demostrado mi amigo e historiador local Francisco Baquero Luque, era paisana mía, de Cártama, como descubrió él en una lápida hallada en la finca de un lugareño, la cual, por desgracia, fue destruida en una obra.
Es el momento de escribir una novela sobre Claudia Prócula, si es que aún no la hay. ¿Alguien se anima?
Esta noche, cuando me eche a dormir, pensaré en ella y le pediré a los ángeles que me regalen algún sueño revelador y bonito, aunque, al despertar, no me acuerde de él.
2 comentarios:
Don Epifanio:
¡ya tiene usted tema para su próxima novela!
25 neutonios bíblicos.
Don Dyhego, a ver si me da tiempo antes de morirme.
25 neutonios cartameños
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