Hay personas que en el recuerdo se me muestran luminosas y han sido hitos en mi vida y todo lo referente a ellas, absolutamente todo, es grato, enriquecedor y precioso. Una de ellas es don José Ángel Aguirre, profesor de medicina en la Universidad de Málaga, a quien conocí en Sevilla durante mi juventud. Siempre será mi director del colegio mayor.
Lo recuerdo alto, rubio, guapo y fuerte, oportuno en la sonrisa y el consejo, poeta y científico, y a él debo el haber superado una de mis primeras crisis existenciales y el haber abandonado sin remordimientos de conciencia un gran proyecto de mi vida.
Para ciertas investigaciones que andaba haciendo en la facultad de biología me pidió que le tradujera un artículo del alemán, porque sabía que yo lo estudiaba en la facultad de filología. Necesitado como andaba yo de dinero, pero más contento aún de que contara con mis servicios, me puse a ello. Yo me las prometía felices porque el vocabulario científico en todas las lenguas que yo más o menos conocía era igual que en español, es decir, procedente del latín y del griego. Pero, ah, amigo, en alemán no: en alemán se han preocupado por traducir todos esos términos universales a palabras de origen alemán. Por ejemplo, encéfalo no es, qué sé yo, encéfalen, sino Gehirnentzündung.
La dificultad del léxico y la sintáctica y el hecho de que yo era un principiante en alemán le presentaron a José Ángel una traducción pésima que él me agradeció y pagó igualmente.
Don José Ángel Aguirre, ahora que estás en el cielo, eres aún más luminoso en mi recuerdo. ¿Cómo podré pagarte tanta luz?
4 comentarios:
No sabía que conocías a José Angel. Lo conocí hace veinte años en la boda de un amigo común. El tenía un huerto urbano en la terraza de su casa y me dio buenos consejos cuando monté el mío. Siempre fue muy cariñoso con mis hijos, durante una época vivimos muy cerca el uno del otro y me lo encontraba mucho en la calle. Supo llevar su última enfermedad con señorío. A los pocos días de fallecer, falleció también Ctesifonte López, a éste no se si lo llegaste a tratar.
Vicente, me siento más unido a ti sabiendo que también eras amigo suyo. Me cuadra todo lo que me cuentas de él. De Ctesifonte tengo un recuerdo tan borroso, que no puedo decir nada sobre él, solo mis oraciones. Y para ti un abrazo.
Don Epifanio:
seguro que valoró el esfuerzo, aunque el resultado no fuese todo lo perfecto que tú hubieses querido. Seguro que era una gran persona.
25 neutonios teutónicos.
Lo era. A usted le habría encantado. 25 neutonios tudescos.
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