"Pido a la divina Madre de Dios,
Madre celeste de todo lo criado,
me dé la pura luz de los animalitos
que tienen una sola letra en su vocabulario".
Con las palabras de mi amado Federico García Lorca, a quien rezo como a un santo y que sabe incluso el nombre de mi ángel, también pido yo ayuda a la Virgen María, que, entre otras cosas, me protegió de morir cuando, a mis cuatro años, la moto me rodó por la cabeza. Aún resuenan en la ermita de mi pueblo, la Virgen de los Remedios de Cártama, las oraciones de gratitud de mi madre.
Χαῖρε, κεχαριτωμένη, ὁ κύριος μετὰ σοῦ.
Ave María, gratia plena, Dominus tecum.
Llevo en las venas esta devoción a Ella. Y me encanta comprobar cómo la veneran mis alumnos musulmanes, más que muchos que se dicen católicos y juegan al estilo protestante a negarle la hiperdulía.
Aquí le rezo a ella como cuando era un niño con la cabeza llena de rizos y las manos llenas de flores. Ahora solo tengo flores en las manos.
2 comentarios:
Epifanio:
¿un accidente de moto? ¿tan jovencito? Vaya, desde luego tuvo usted mucha suerte.
En casa de una de mis tias recibían cada no sé cada cuánto tiempo una virgen pequeñita en una hornacina. Rezaban y al día siguiente se la llevaban a otra casa.
!Que sigan cuidando de usted ángeles, Virgen y Dios!
25 neutonios inmacula2.
Pues sí, don Dyhego. Iba yo a cruzar la calle para ver a mi amigo Juancarlitos y, hala, me pasó la moto por encima.
Y que cuiden también de usted.
25 neutonios prenavideños.
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