domingo, 4 de septiembre de 2022

Un poema sublime de José Julio Cabanillas

Quien haya vivido alguna vez la verdadera angustia en su vida, se estremecerá con este poema.

LUNA EN EL GETSEMANÍ 
Hay una hora, dicen, que muy pocos han visto 
como no sean los muertos. 
Hay una hora, dicen, 
en que el sol no ha salido, y se ocultó la luna, 
y no brillan las estrellas. 
Te sorprende esa hora 
en cualquier calle, monte o huerto. 
O hasta en tu propia casa. No es de día ni es de noche, 
ni a la vigilia le sucede el sueño. 
Las hojas en la rama 
no nacen ni se secan ni se caen. 
Está parado el mundo. 
Empapado, lavado 
por una angustia blanca en un río que no corre. 
Quien ha visto esa hora ya no vuelve. 
No canta ningún gallo. 
No cuchichean los grillos. 
Ni un mirlo tempranero silba a nadie. 

Cuando llega esa hora 
en que la seca muerte dice: “Yo”, 
mientras pisa la hierba fragante del Edén, 
mejor no haber nacido. 

Tú, que sudaste sangre en aquel huerto, 
envíame, envíame a aquel ángel 
con su paño de angustia, 

el ángel que Dios hizo 
para aquellos que están en esa hora. 

(Poemas descalzos)


2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
esa hora da mucho desasosiego y angustia. Es como la nada.
Gracias por traernos este poema.
25 neutonios sosega2.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Diego, Getsemaní es el ejemplo de esa dura soledad. 25 neutonios poéticos