Marina Tapia es una poeta que reúne rasgos aparentemente incompatibles: su poesía es vigorosa como la tierra de la que habla, pero delicada como la voz con que la dice; a la vez, vibra en sus poemas una fuerza telúrica que los hace vitales y un misterio trascendente que los eleva y los convierte a veces casi en plegaria; hay exaltación de la naturaleza, pero sin alzar nunca la voz. Y aunque a veces hay poemas débiles y finales desmayados, reconozco en ella una voz personal que me ha gustado mucho leer en estas noches de otoño, sobre todo porque (y este es otro par de rasgos aparentemente contradictorio) hay profundidad filosófica en sus versos y, a la vez, lirismo a partir de imágenes sencillas pero originales. Por todo ello, Marina, muchas gracias. Y aquí uno de sus poemas:
RAMA REVERENCIANDO A UNA ROCA
La zarza
reclina su altivez
y reza a la grandeza
contenida
en cada mineral.
Ya sabe que la piedra ha refrenado
desde remoto tiempo
la vasta dispersión
del mundo.
(de Bosque y silencio)
1 comentario:
Don Epifanio:
un poema duro y tierno.
25 neutonios pétreos.
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