lunes, 13 de febrero de 2023

Petrarca y los tres reyes de España

En La vida solitaria, que he traducido para la editorial Cypress, Petrarca hace un repaso de los diferentes reinos cristianos de "las provincias", como él llama a los países que antaño formaron parte del Imperio Romano, y les echa en cara lo ambiciosos y belicosos que son para todo menos para conquistar tierras para Cristo, en especial, Tierra Santa. 

Esto es lo que dice respecto a los tres Pedros que reinaban en  Castilla, Aragón y Portugal: Pedro I el Cruel, Pedro IV y Pedro I. A primero le echa en cara que permita que los moros sigan dueños del Peñón de Gibraltar (hoy lo son los ingleses); al segundo no lo tolera porque se entromete en asuntos italianos, siendo, como es, un rey menor de una antigua provincia romana que debería someterse a la auténtica heredera del Imperio Romano, que es su amada Italia (difícil no ver en esa animadversión suya a Aragón un antecedente de la primera Leyenda Negra española, forjada dos siglos más tarde en Italia); y al tercero lo da por lejano e imposible.

"El rey más poderoso entre los hispanos está de manos cruzadas y por su indolencia permite, oh vergüenza, que dentro de sus propios territorios, en un angosto peñón sea de modo infame profanada la majestad de Cristo . Por su parte, este que habita en las costas de nuestro mar no ansía ni piensa en otra cosa que en el oro de los venecianos y la sangre de los genoveses; enemigo de estos y satélite de aquellos por la magnitud de su avaricia, está uncido por aquellos al oro y vencido por estos con hierro. Y, a su vez, aquel otro, el más lejano de nuestros reyes, está ensordecido por el fragoroso y constante oleaje del océano, hasta el punto de que de tan lejos no oye nuestros suspiros, y sepultado en el occidente más extremo no se preocupa por lo que haga el oriente."

Lo interesante es que los tres son, para Petrarca, reyes de una misma provincia, España, y los tres van dando palos de ciego, cada uno cegado por sus propios asuntos o lastrado por sus propias indolencias y apatías. ¡Qué poder tendrían si las tres coordinaran sus fuerzas en una noble empresa común! Para ese momento faltaba más de un siglo.

Hoy hemos vuelto a la situación lamentable que conocía Petrarca.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
tengo su libro y lo he empezado en dos ocasiones, pero como no me concentro, lo dejaré para el momento adecuado. Hay libros que hay que leer con la mente despejada, pero le llegará su momento.
25 neutonios italianos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Diego, Petrarca me cae bien porque es ambivalente en muchos aspectos, y en eso me identifico con él. Pero, como nos pasa a casi todos, tiene una fijación: el Imperio romano e Italia. Y eso lo pierde un poco. 25 neutonios petrarquistas