cuando se le ocurrió la golondrina.
Cómo tembló cuando la echó a volar.
Y cómo vuela desde entonces. Mírala.
Mira la gracia remontar el vuelo,
lanzarse al sol, pastorear la brisa,
rasgar el vendaval con alas negras,
el pecho rojo de quitar espinas.
Audacia favorita de los vientos,
acrobacia nocturna en pleno día,
golondrina de Dios, yo te celebro,
porque eres la cometa de mi vida,
llevaste al cielo el alma de mi padre
y un día llevarás también la mía.
(Menos la luna y yo, de Jesús Cotta)
2 comentarios:
Don Epifanio:
¡qué bello poema a un ave tan sencilla y simpática!
¡Me duele tanto saber que su número se reduce año tras año!
Salu2 golondrínicos.
Desde luego, don Diego, usted y yo somos sus firmes defensores. 25 neutonios pajareros
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