La estructura del librito está muy elaborada, con aforismos encadenados unos con otros por el uso de una misma palabra, y cada parte lleva uno de los cinco nombres con que el griego antiguo, y eterno, se refería al amor. El título mismo, Éter, parece referirse al quinto elemento, el que había entre las estrellas, el que expiramos al morir, el que nos permite tener en este cuerpo viviente una chispa de logos que nos conecta con el Logos cósmico.
Abundan los aforismos que usan como recurso la antítesis luminosa, aquella que es más que un juego, aquella donde la aparente contradicción da lugar a un equilibrio de contrarios. He aquí una gavilla de esos aforismos concienzudamente fragmentarios:
órbita sin rumbo, la del corazón
dirige el timón de tu veleta
nos corre la misma sangre por el espíritu
terrestres, pero azules
les ruge el silencio a las cascadas
sí, no maneja otro adverbio la naturaleza
primavera, matemáticas atiborrándose de vida
vida y milagro deben ser sinónimos
2 comentarios:
Don Epifanio:
me gusta eso del rugido del silencio de las cascadas.
25 neutonios rugientes.
Es que es una frase con mucha intensidad en el decir, con su antítesis y su metáfora y su aliteración. 25 neutonios aforísticos
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