domingo, 20 de julio de 2008

Escatología y escatología

Por culpa de la pobreza fonética del español, hay dos palabras griegas que, al ser transcritas al español, suenan y se escriben igual: escatá (postrimerías) y escatá (mierda). Eso no ocurre ni en francés ni en inglés y, me figuro, que tampoco en alemán. Como son dos palabras cultas, los cultos casi nunca se ven en la necesidad de aclarar a qué escatología se están refiriendo, porque el contexto habla por sí solo. De todos modos, esta coincidencia fonética sugiera una semejanza semántica: al fin y al cabo, cuando sea el fin del mundo, todo se irá a la mierda.
Siguiendo con lo escatológico (en ambos sentidos), otra coincidencia es el polvo en el sentido de muerte ("Recuerda que eres polvo y en polvo te has de convertir") y el polvo en sentido sexual. Aunque el primer sentido se refiere a lo muerto y el segundo al esplendor de la vida, el español, tan dado a la pugna entre espíritu y cuerpo, los ha fundido. Hay un verso inmortal de Góngora que, gracias a esta confusión, hoy admite más lecturas que cuando fue compuesto:
"Polvo serán, mas polvo enamorado".
Me parece una hermosa descripción del hombre llamarlo polvo enamorado.
Estos vaivenes del idioma producen situaciones enojosas. Ya no se puede decir que un mago echó unos polvos mágicos a una princesa o que todos venimos del polvo. Tampoco les puedo decir a mis alumnos que se corran (en el sentido de mover todos a la vez sus respectivas mesas y sillas a un lado). Ya mismo acabaremos diciendo que cuando se corre la voz, lo deja todo perdido.
Cuando yo era niño, todavía se llamaba polla a la gallina joven. Ya no se puede. Me pregunto si los que no se contentaban con llamar pajarito al miembro viril comenzaron a darle el nombre de la gallina joven porque es más grande que un pájaro y porque está empollando un par de huevos.
Y, para acabar como empecé, es curioso que lo escatológico, en ambos sentidos, sea el final de un proceso: el fin de los tiempos y el fin del proceso alimenticio.
Mañana prometo hablar de algo más puro, con más buen gusto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto y es una pena, muchas frases quedan deslucidas con esas risitas de fondo sobre el alternativo sentido de esa misma frase.

En cuanto al hermoso poema al que alude, "Polvo serán, mas polvo enamorado", sólo decir y reyvindiko podría aclararlo, que me parece que es del maestro Quevedo y no del gran Góngora.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Dicen también los físicos que nuestra materia está compuesta de polvo de estrellas (menuda orgía espacial hubo de haber al principio). La verdad es que lo del "Big Bang" es un enigma parecido a un pozo sin fondo (¿pozo ciego?, ¿letrina?). ¿Quién puso la semillita inicial? ¿fue onda o partícula lo primero, haz de luz o materia de podredumbre?
En el fondo físicos y filósofos se preguntan (os preguntáis)lo mismo, ¿no? Un saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pues tiene usted toda la razón, dr. Bito. Es de Quevedo. Pero renuncio a corregir la entrada, porque me gusta que usted me recuerde la autoría. Un saludo.
Por si te interesa el asunto, José Manuel, te recomiendo el libro Dios o la materia, de Áltera, donde dos físicos y filósofos, uno ateo y otro creyente, se hacen esas mismas preguntas. Un abrazo.

elpiyayo dijo...

Yo pienso que no es lo mismo hablar de polvo que de un polvo. lo primero son moleculas pequeñas que se parecian a simple vista y lo segundo, es una concentración de vida. Aqui en Málaga lo diferenciamos claramente, a lo segundo le llamamos un "porvo" y algunas veces "porvazo".