martes, 22 de julio de 2008

Partes del cuerpo III: costado


He iniciado esta serie temática, porque el cuerpo nos va a acompañar hasta la tumba. Cuando somos muy felices nos olvidamos de que lo tenemos y, cuando nos duele o nos gusta, no hay manera de olvidarlo.


El costado es poético y misterioso. De una costilla sacó Dios a Eva y, con la lanzada, del costado de Jesús manó agua y sangre (supongo que algún teólogo habrá hecho alguna hermosa reflexión sobre la diferencia de estos dos costados).


"The boy with the thorn in his side" es una canción y una imagen que siempre me ha parecido muy hermosa. Véase y oígase si se desea:


http://es.youtube.com/watch?v=BjkMhwNWcbY


Y, en fin, ponerle a alguien las manos en los costados sólo se puede hacer en tres contextos muy concretos: cuando vas de bulto en la moto, cuando vas a bailar agarrado o cuando lo vas a poner mirando para Antequera.

El costado muestra la armadura del esqueleto y, un poco más abajo, el hueso desaparece y muestra nuestra fragilidad. Por eso, siempre anda oculto bajo los brazos. Los fotógrafos y pintores lo saben y por eso le sacan tanto partido en los desnudos.

Del costado del durmiente parece manar una virtud misteriosa. Por eso en la Biblia los ángeles despiertan a los durmientes tocándoles el costado.

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